VERA Y LA GUERRA DE LAS ALPUJARRAS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
En 1565 Felipe II confirmó las ordenanzas de Vera de 1494. La localidad almeriense había sido una importante plaza de armas en la frontera del sultanato de Granada y en el siglo XVI se convirtió en un enclave de colonización importante. La proximidad de comunidades moriscas y las incursiones de los corsarios norteafricanos la sometieron a un clima de inseguridad importante.
La guerra de las Alpujarras lo acentuó y causó una verdadera conmoción en aquellos rincones de España. Muchos vecinos de Vera pidieron esclavos musulmanes por el estado de guerra del reino de Granada. Se volvía a los tiempos de la Edad Media, los de la peligrosa frontera.
Los combatientes de su hueste municipal pidieron que se les compensara el valor y las pérdidas de armas y caballos, cuando muchas caballerías municipales pasaban por momentos bajos.
También se pidió al rey algún complemento para las haciendas de los vecinos, asaz castigadas por la guerra.
Sintomáticamente, se empleó la concesión de un arrabal morisco por los Reyes Católicos para requerir herreros, albarderos, carboneros y otros artesanos.
Se ponderó asimismo la utilidad de los espadadores de lino, hiladores de seda o cavadores de viña.
En la España de Felipe II, la guerra de las Alpujarras puso de manifiesto importantes problemas de seguridad y notables carencias, como las que padecía el vecindario de Vera, más próximo al mundo de la Frontera que al del Siglo de Oro.
Fuentes.
María Luisa Andrés Uroz, Guía e inventario del Archivo Municipal de Vera, Almería, 1991.
Imagen de Jordi Bru photography.