UNA MOZARABÍA SERRANA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

03.07.2023 13:14

               

                La conquista musulmana de la península Ibérica no puso fin al cristianismo de tiempos visigodos, el de los mozárabes. Considerados como gentes del Libro, pudieron continuar practicando su religión a cambio del pago de un tributo al poder islámico. No obstante, las relaciones no siempre fueron fáciles.

                En ocasiones, los mozárabes se acogieron a territorios abruptos como la sierra de Andújar. Allí, en puntos como la Loma de las Sepulturas o Santa Amalia, se han encontrado tumbas rupestres de forma antropomorfa, con cruces grabadas algunas.

                Eran las sepulturas de gentes ganaderas y diestras en el aprovechamiento de los bosques, que habitaban la aldea llamada Folena (literalmente “sepulturas de pobres) en 1155. Las autoridades musulmanas no se fiaban mucho de aquellos mozárabes y erigieron la fortaleza de Sandula, que vigilaba el curso del Jándula.

                Precisamente, en el 853, los aldeanos prestaron apoyo a los insurrectos toledanos, acaudillados por el mozárabe Ibn Yulius, para tomar la fortaleza, desde la que lanzaron un ataque contra el ejército del emir de Córdoba, acampado junto a la fortaleza de Andújar. Las luchas entre distintas comunidades y facciones marcaron la segunda mitad del siglo IX andalusí.

                Para saber más.

                Juan Carlos Torres, “La iglesia mozárabe en tierras de Jaén (712-1157)”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 192, 2005, pp. 9-38.