TIPOS DE HÁBITAT Y SOCIEDAD EN LA EDAD DEL BRONCE. Por Esteban Martínez Escrig.
El estudio de las sociedades de la Edad del Bronce en el continente europeo, desde el tercer milenio a comienzos del primer milenio antes de Jesucristo, ha interesado vivamente a la arqueología, que a partir de las evidencias materiales ha tratado de reconstruir sus formas de vida y de organización comunitaria.
El análisis de los distintos asentamientos no arroja toda la luz que sería de desear, pero sí permite llegar a una serie de conclusiones, con la prudencia oportuna.
En las pequeñas aldeas halladas en las islas Británicas y en Escandinavia no se han apreciado diferencias destacadas entre las distintas viviendas. No conocemos el tipo de relaciones que vincularían a las distintas aldeas, que algunos autores han postulado que estarían habitadas por grupos familiares reducidos.
Los poblados más extensos a veces contaron con unos edificios alargados más destacados, que han sido interpretados más como espacios públicos comunitarios que como la residencia del capitoste local. Alrededor de tales poblados se emplazaron otros núcleos diseminados, a modo de un hábitat disperso alrededor de un punto de referencia territorial.
La presencia de poblados fortificados y convenientemente delimitados territorialmente indicaría una comunidad con inquietudes defensivas. Para su construcción, su población fue encuadrada laboralmente y dirigida presumiblemente por un grupo rector.
La última fase de esta secuencia temática, no necesariamente cronológica, estaría representada por los llamados palacios, especialmente en el área griega, en los que una aristocracia guerrera y comercial acreditaría su autoridad. En todo caso, durante los siglos del Bronce los europeos conocerían una gran variedad de estados sociales.