TEODOMIRO EL NEGOCIADOR.
Los conquistadores de la Edad Media emplearon la astucia junto a la violencia para alcanzar sus objetivos. Los musulmanes dominaron la península Ibérica en pocos años por tales medios, y siglos más tarde los cristianos también los emplearían para señorear Al-Ándalus. La Hispania visigoda alcanzó un importante grado de organización, según los parámetros del Bajo Imperio romano, pero también fue aquejada por intensos procesos de descomposición política, que varios historiadores han interpretado como de avances hacia el feudalismo. Los musulmanes, por ende, irrumpieron en un reino dividido por la guerra civil.
Entre las figuras más destacadas de aquellos tiempos está la de Teodomiro o Tudmir, tratado por la Continuatio Isidoriana Hispana (la llamada Crónica mozárabe concluida en el 754) como un gran aristócrata visigodo. Rigió un importante territorio del Sureste ibérico, que habitualmente se delimita entre los territorios de Orihuela, Alicante, Elche, Mula, Lorca, Hellín y Villena.
Inicialmente fue un gardingo o guardia del círculo palaciego del rey Egica y de su hijo Witiza. Formaría parte de los contrarios al rey Rodrigo, por ende. Su nombre se ha creído identificar en las actas del XVI Concilio de Toledo y en el complejo arquitectónico del Pla de Nadal de Ribarroja, interpretado como una villa.
En el 698 derrotó una incursión de los bizantinos contra el Sureste peninsular, donde lograría riqueza y poder por medio de su matrimonio con una rica heredera, al uso de los gardingos reales.
Tras las campañas de Tarik y Musa, Abd al-Aziz (hijo del segundo) prosiguió la conquista hispana. Gracias a autores posteriores como Al-Udri, Al-Dhabbi, Al-Himyari y Al-Garnati conocemos las cláusulas del tratado entre aquél y Teodomiro, logrado tras una añagaza clásica según la tradición. Vencido en batalla campal, Teodomiro se acogió a una fortificación y vistió de guerreros a sus mujeres, que ataron sus cabellos hacia adelante como si de barbas se trataran. Temeroso de un ejército más numeroso, Abd al-Aziz accedió al pacto.
El sulh o acuerdo de protección, considerado arquetípico de la expansión musulmana, permitió a Teodomiro regir el territorio del Sureste desde el 713 al 743. Llegó a viajar a Oriente a la corte califal y sus descendientes gozarían de gran influencia en siglos posteriores. El territorio sería conocido en Al-Ándalus como el país de Tudmir.
Teodomiro regiría una comunidad cristiana, que se comprometía a no ayudar a los enemigos del nuevo poder islámico. Dentro de aquélla se diferenciaba entre los libres y los siervos desde el punto de vista fiscal. Los primeros debían tributar a los musulmanes cada año una moneda de oro, cuatro medidas de trigo, cuatro de cebada, cuatro de vinagre, dos de miel y una de aceite por persona, pagando la mitad los siervos, que quizá ya debemos interpretar como cultivadores sometidos a otros más que como esclavos al modo clásico. Por entonces, la sociedad mediterránea se encontraba en pleno cambio, algo que a su modo captó el pacto de Teodomiro.
Bibliografía.
COLLINS, R., La España visigoda: 409-711, Barcelona, 2005.
LLOBREGAT, E., Teodomiro de Oriola. Su vida y su obra, Alicante, 1973.
VALLVÉ, J., Al-Andalus: sociedad e instituciones, Madrid, 1999.
Víctor Manuel Galán Tendero.