REPOBLADORES MALLORQUINES EN VALENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La repoblación o reorganización del poblamiento fue una operación harto delicada que no solo se practicó en la Hispania medieval, cuando las comunidades cristianas arrebataron territorio a las musulmanas. En las Baleares, los musulmanes terminaron siendo mayoritariamente expulsados por los conquistadores, y nuevas gentes pusieron en marcha otra dinámica social.
La Mallorca del XVI era el fruto de aquella repoblación. Llegó a conocer en el último tercio de aquel siglo una expansión agraria nada menospreciable, que se truncó a inicios del XVII, como sucedía en otras tierras del Mediterráneo.
Los problemas de suministro volvieron a hacer su aparición, golpeando con especial dureza a la llamada part forana de la isla, la exterior a la ciudad de Mallorca. La expulsión de los moriscos del reino de Valencia abrió la posibilidad de emprender una nueva vida a los menos afortunados. Coincidió que el virrey de Mallorca era por entonces el valenciano Juan de Vilaragut, señor de Olocau, que alentó el trasvase de población.
Otros señores con dominios en el reino de Valencia, como el duque de Gandía, animaron la llegada de los mallorquines. El movimiento cobró fuerza, y en 1611 el Gran i General Consell destacó su importancia, especialmente en villas como la de Santa Margarida.
Las familias mallorquinas se asentaron en puntos de la actual Marina alicantina, como Tàrbena, donde conocieron no pocas dificultades en los años sucesivos, además de adentrarse en localidades de las Montañas. Dejaron su impronta en el idioma y las costumbres de aquellas tierras, las de una nueva frontera.
Para saber más.
Antoni Mas y Joan-Lluís Monjo, Per poblar lo regne de Valèntia… L´emigració mallorquina al País Valencià en el segle XVII, Binissalem, 2002.