¿QUÉ SE NEGOCIA AHORA CON RUSIA? Por Antonio Parra García.
La negociación está en marcha. Comunicaciones y mensajes diplomáticos se suceden en la sombra a estas horas del sábado al domingo. Quizá no sólo se negocie sobre el Este de Ucrania, quizá sea sobre Europa.
Estados Unidos ha expresado en público su malestar por las negociaciones. No le gustan a este perro del hortelano que se ve desplazado de la palestra internacional. Los europeos vuelven a jugar al ajedrez sin ellos.
¿Qué alternativa hay a las negociaciones? Que los enfrentamientos sigan su curso hasta que los ejércitos rusos y ucranianos choquen directamente sin la pantalla miliciana. La colisión sería terrible sin llegar al uso de armamento nuclear. Con las llaves de Crimea y Donetsk en sus manos, los rusos podrían lanzar miles de vehículos blindados sobre la cuenca del Dniéper. Desprovista durante años del servicio militar obligatorio y con unos mil tanques en condiciones muy desiguales, Ucrania corre el riesgo de ser derrotada por las modernizadas fuerzas de Rusia. Tal demostración de poder no podría ser tolerada por la OTAN, que se enfrentaría a una vieja pesadilla: la galopada mecanizada desde el Este hostil.
La perspectiva es horrenda y se prefiere intentar la vía diplomática, aunque huela a Munich. Alemanes y franceses parecen representar a los ucranianos frente a los rusos, que según las indicaciones no se muestran muy contrariados precisamente. Alguien diría que lo correcto sería pararle los pies a una Rusia irredentista, pero al final quizá se imponga lo útil para algunos en nombre de la paz.
Se abren, a nuestro juicio, dos posibles soluciones.
La primera pasaría por entregar el Este rusófilo a San Petersburgo a cambio de la integración de Ucrania en la OTAN.
Una versión más edulcorada de la anterior sería la segunda alternativa. La República Popular del Donetsk consigue dentro de Ucrania la independencia de facto bajo la máscara de la autonomía, reforzando sus lazos con Rusia. A cambio Ucrania recibe de Berlín y París ayuda económica y tratos favorables de la UE. Rusia lo avalaría suministrando su gas sin problemas, eliminándose en cómodos plazos el régimen de sanciones que arrastra desde hace meses.
Esta última opción sería muy favorable a Rusia, pero distaría de solucionar la cuestión ucraniana. ¿Se integraría Ucrania en la UE finalmente? ¿Se resignaría Rusia a no dominarla a través de algún caballo de Troya?
De consumarse algún tipo de acuerdo, Angela Merkel estaría abriendo la puerta a una nueva realpolitik en vistas del frágil estado de la UE, la de una Alemania fuerte capaz de tratar de tú a tú con los grandes de Europa sin necesidad de filtros comunitarios, con la que se debe de buscar la asociación, sin cuestionar condiciones ni preeminencias.
La partida de ajedrez se juega ahora y su valor es alto.
Imagen tomada del diario El Mundo.