PRECURSORES DE LOS VIKINGOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

25.03.2025 08:18

              

               El siglo V asistió a la caída del Imperio romano de Occidente, que fue sustituido por distintos poderes germanos. Las posiciones romanas en Britania terminaron por derrumbarse, al calor de las luchas que desgarraban el orbe romano, y los jutos, los anglos y los sajones comenzaron a ocupar una serie de territorios allí. Tales acontecimientos han sido considerados tradicionalmente desde el lado romano, como una brutal crisis que hizo tambalear el mundo hasta entonces conocido, pero más recientemente se ha reparado en el germano.

               Las tierras de la antigua Germania, que abarcaban áreas de Escandinavia, se habían beneficiado de la adopción del hierro enormemente, además del comercio y de otras relaciones con el imperio romano. La población, a la luz de lo descubierto en las necrópolis, creció, con destacadas repercusiones en la organización social. Se consolidaron aristocracias guerreras, dirigidas por ambiciosos jefes, que buscaron en el combate gloria y riqueza. Bajo este prisma, el final de la llamada Edad Antigua y el comienzo de la Media no resultó ser un tiempo de decadencia, sino de importantes avances.

               Ubicados antes del 400 en el centro de la península de Jutlandia, los anglos tomaron parte en los movimientos de conquista de la isla de Gran Bretaña. Cien años después, ya controlaban el centro oriental de Inglaterra hasta el litoral. Terminaron organizándose en verdaderos reinos, a veces en pugna, sensibles a la cultura romana y cristiana.

               Uno de los monarcas anglos más destacados fue Raedwald de East Anglia, que se erigió en el gobernante más poderoso al Mediodía del río Humber a inicios del siglo VII. Aunque aceptó el cristianismo, su figura ha sido asociada a la magnífica sepultura encontrada en 1939 en Sutton Hoo. Sobre su hallazgo trata la película de 2021 La excavación.

               Bajo un montículo de tierra, se encontró un barco de veinticuatro metros de largo. Contenía hasta 263 objetos, como un magnífico casco, armas, hierro, oro y enseres domésticos. Algunos procedían de Siria, en el Imperio romano de Oriente, y otros de la más lejana Sri Lanka. Las relaciones comerciales entre las distintas partes del Viejo Mundo no se habían interrumpido, al contrario, y proseguían en punto a los objetos de lujo. La tumba de Sutton Hoo sería la última de su género entre los anglos y los sajones, que terminaron adoptando los ritos funerarios cristianos, pero su magnífico barco y sus lujosos objetos avanzan rasgos notables de los conquistadores vikingos, que más tarde colonizarían áreas de Inglaterra y emprenderían notables viajes por mar en buques igualmente notables.

               Para saber más.

               Nicholas J. Higham y Martin J, Ryan, The Anglo-Saxon World, Londres, 2013.