PLANES DE FLANQUEO CONTRA NAPOLEÓN EN ESPAÑA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

17.10.2023 08:31

               

                El 24 de junio de 1812 Napoleón invadía Rusia al frente de un ejército de 691.500 hombres, procedentes de distintos puntos de su imperio. Los españoles resistentes a su dominación no dejaron de contar a lo largo de 1811 las tropas que pasaban por Irún en dirección a Francia, pues con razón sospechaban que más tarde o más pronto Napoleón terminaría rompiendo hostilidades con el zar. La guerra mostraba su cara más dantesca desde hacía años en la península Ibérica, y todo alivio de la presión napoleónica era bien recibido. En 1811, las fuerzas de napoleón habían tomado Cuenca y Tarragona, y Valencia a comienzos del año siguiente, mientras la resistencia española se acogía a ciudades como Cádiz, cuando la América hispana ardía en rebelión.

                Ganar la guerra se antojaba muy complicado, y las relaciones con los aliados británicos no resultaban nada fáciles. Los españoles desconfiaban de sus ansias de mando militar, de su política comercial y de sus ambiciones americanas. Sin embargo, vistas las circunstancias, tuvieron que transigir.

                Wellington avanzó hacia tierras salmantinas en 1812. Para evitar la afluencia de refuerzos enemigos desde el Este, ordenó a Bentinck que mandara una fuerza de distracción desde Sicilia, entonces bajo la protección británica frente al napoleónico reino de Nápoles. Tras no pocas vacilaciones, Bentinck ordenó la partida en junio de una expedición al mando del general Maitland. Recaló en Menorca, donde embarcó tropas españolas, y al llegar a la Península comprobó que carecía de poder para conquistar Barcelona o Tarragona a los napoleónicos. En vista de ello, zarpó hacia Alicante, que había sido infructuosamente atacada por los de Napoleón el 16 de enero. En la cercana Castalla, a 21 de julio, las tropas españolas al mando de José O´Donnell habían encajado una severa derrota. Las operaciones de distracción habían fracasado, pero al día siguiente Wellington venció en la batalla de Los Arapiles.  

                La suerte de la guerra parecía sonreír ahora a los aliados. El 12 de agosto entraron en Madrid y asediaron el 19 de septiembre Burgos. Sin embargo, desistieron del sitio el 21 de octubre. A 2 de noviembre, los napoleónicos volvían a tener Madrid en sus manos. Sin embargo, el 6 de septiembre Napoleón había ordenado abandonar un Moscú consumido por los incendios. En su fracasada invasión, perdió buena parte del ejército con el que emprendió la campaña. Con una Francia cada vez más exhausta, unos Estados satélites menos obedientes y unos aliados pasados al campo enemigo, Napoleón tendría que hacer frente en 1813 a la presión de sus rivales en la Europa Central tras un laborioso acuerdo entre Prusia y Rusia, al que más tarde se sumaría Austria. Suecia también hizo armas contra el imperio napoleónico.

                En la primavera de aquel año, el frente del Este peninsular volvería a reactivarse, tras restablecerse los aliados de las pérdidas de la batalla de Castalla. Ganaron una segunda batalla en Castalla entre el 11 y el 13 de abril de 1813. A 2 de mayo, el mismo Napoleón contuvo momentáneamente a una fuerza ruso-prusiana en la alemana Lützen, pero no consiguió aplastarlos por completo al carecer de caballería. El 30 de aquel mes, los aliados proyectaron una amplia operación en suelo español. El segundo y el tercer ejército español coordinarían sus movimientos con las tropas británicas. El general Murray zarparía desde Alicante para desembarcar en Tarragona, lo que obligaría al napoleónico mariscal Suchet a dirigirse desde Valencia contra los británicos. El duque del Parque, al frente del tercer ejército, avanzaría de Andalucía a Requena por La Mancha, lo que brindaría al general Elío la oportunidad de conquistar sin batalla la misma Valencia. En caso de necesidad, sus fuerzas podían retirarse hacia Molina y Cuenca. Paralelamente, el segundo ejército marcharía por el camino de Játiva hasta el Júcar. De verse, obligado a retroceder hasta Alicante perseguido por los napoleónicos, Elío gozaría de otra ocasión más para hacerse con Valencia. Con tales maniobras, Wellington pensaba entretener no pocas fuerzas de sus oponentes en su campaña hacia tierras vasco-navarras, la clave para invadir la Francia del Sur.

                Todos estos planes se fueron al traste por las circunstancias militares. El propio Elío tuvo que realizar la maniobra de flanqueo asignada al duque del Parque, que se tuvo que ocupar de otro frente. Al carecer de los suministros necesarios en La Mancha, las fuerzas tuvieron que congregarse en Alicante. Con más tiempo transcurrido de lo previsto, los napoleónicos tuvieron ocasión de enviar mayores refuerzos a Suchet, que aguardó previsoramente en Valencia. Asimismo, los británicos no pudieron hacerse con el dominio de Tarragona entre el 3 y el 12 de junio.

                Estos contratiempos no amilanaron a los aliados. Sus fuerzas remontaron el Júcar hasta los vados de Millares el 13 de junio y dos días después tomaron Requena. Una vez que se enlazó con la división de Villacampa, se marchó hacia el paso de las Cabrillas el día 17. Sin embargo, la derrota del duque del Parque en Carcaixent determinó a Elío a retroceder el 23. Todo parecía perdido, pero la victoria aliada en la batalla de Vitoria dos días antes forzaría a Suchet a retirarse de Valencia. La guerra había entrado en sus compases finales.

                Fuentes.

                ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.

                Depósito de la Guerra.

                Diversos-colecciones, 91, nº. 57; 107, nº. 43 y 46; 108, nº. 80; 134, nº. 20 y 74.