PIONEROS PROTOHISTÓRICOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El paso de las comunidades de cazadores y recolectores a las sociedades urbanas en Europa ha sido estudiado con intensidad en las últimas décadas. Los grandes avances en el estudio de la genética están permitiendo descubrir datos de enorme interés, hasta ahora ocultos, y reinterpretar algunos puntos de nuestro pasado.
Se ha llegado a la conclusión que en la Europa del neolítico se terminó imponiendo el ADN de Anatolia, asociado a los agricultores de tal procedencia, frente al de los grupos de cazadores y recolectores, acogidos a serranías con escasos pastos o poco aptas para la labranza. Del 5000 antes de Jesucristo datan restos de los primeros combates con arcos y flechas entre agricultores en la Europa central, considerándose un claro ejemplo de conflicto territorial, por la posesión de los recursos.
En territorios como Mesopotamia el avance social no fue menos intenso, al contrario. Entre el -4000 y el -3100 apareció la primera civilización mesopotámica, la de Uruk.
Los estudios genéticos y arqueológicos han puesto en valor que hacia el 3600 antes de Jesucristo comenzaron los movimientos migratorios desde la estepa del Ponto, asociados a la de la cultura yamma, que disponía de cuchillos y dagas de bronce. Estas gentes erigieron cámaras funerarias cubiertas por montículos de tierra, los famosos kurganes.
Si en el -2920 comenzó el período dinástico temprano en Egipto, en el -2800 llegaron a Bulgaria los constructores de kurganes, donde influyeron en la cultura de las poblaciones de ADN anatolio. Se baraja que entre el -3600 y el -2800 las epidemias y las guerras diezmaron la población europea, lo que alentaría el avance de las gentes de la estepa del Ponto.
Alcanzaron el territorio de Alemania en el -2700 y en el -2500 el de Gran Bretaña, donde desplazaron a los constructores de Stonehenge. Hacia el -2000 alcanzaron la península Ibérica, pero con menor fuerza. En la actualidad, los españoles, los sardos, los albaneses y los griegos son los que tienen menos genes de las gentes de las estepas. A partir de estas pruebas, se ha establecido que en muchos puntos de Europa los varones esteparios se impusieron y tomaron esposas de ADN anatolio. Mientras tanto, entre el -2649 y el -2150 tuvo lugar la floración del Imperio Antiguo en Egipto, extendiéndose el imperio acadio del -2350 al -2193.
En el 2200 antes de Jesucristo se produjo una variación climática de amplias repercusiones. En el Norte de Europa el clima se hizo más frío y seco, en la ribera septentrional del Mediterráneo más húmedo y en el Próximo Oriente más seco. La caída del imperio acadio se ha relacionado con ello.
En Europa, las comunidades de agricultores y ganaderos cada vez eran más complejas. Entre el -1800 y -1500 se desarrolló el Bronce Antiguo, con las culturas de las Cícladas, Creta, El Argar y la pretalayótica de Baleares. En Babilonia, Hammurabi gobernó del -1810 al -1750.
Del -1500 y el -1250 se desarrolló el Bronce Medio: prosiguió la floración de El Argar, de la Creta minoica y Micenas comenzó su andadura. Precisamente, el Imperio Nuevo en Egipto abarcó desde el -1550 al -1070.
Con el Bronce Final (del -1250 al -750) apareció la cultura de los campos de urnas, conel uso de la incineración. Se desarrolló a cultura de Las Cogotas en la península Ibérica, donde encontramos el fabuloso Tesoro de Villena. Coincidiendo con la acción de los fenicios, la cultura tartesia brilló del -800 al -500. Aquel mundo de viajeros, inventores y pioneros estaba muy vivo.
Para saber más.
Sebastián Celestino Pérez (coordinador), La Protohistoria en la península Ibérica, Historia de España. Historia Antigua (dirigida por Alfredo Alvar), Madrid, 2017.
Johannes Krause y Thomas Trappe, El viaje de nuestros genes. Una historia sobre nosotros y nuestros antepasados, Barcelona, 2020.