PEDRO I DE ARAGÓN Y EL CID.

23.07.2018 11:46

                Pedro I de Aragón y Pamplona (1094-1104) llegó a controlar puntualmente Culla, Oropesa, Miravet, Montornés y una posición cercana al actual Castellón de la Plana. Concertó una alianza con el Cid Campeador, y junto a él libró a comienzos de 1097 la batalla de Bairén contra los almorávides. Así lo refirió la Historia Roderici de fines del siglo XII:

                “Por aquel entonces murió Sancho, el rey de Aragón, de feliz recuerdo, que vivió cincuenta y dos años y después fue a descansar en la paz de Cristo siendo sepultado con grandes honores en el monasterio de San Juan de la Peña. Después de su muerte subió al trono su hijo Pedro. Reunidos los magnates de todo su reino dijeron al rey: “Unánimemente suplicamos a tu majestad, ilustre rey, que dignes a oír nuestro consejo: creemos que te resultará bueno y útil mantener la amistad y las buenas relaciones con Rodrigo el Campeador. Esto es lo que, todos de acuerdo, te aconsejamos.”

                “Le pareció bien al rey la decisión de sus nobles y enseguida dirigió emisarios a Rodrigo para que se uniera a él. Los mensajeros enviados a Rodrigo dijeron: “Nuestro señor el rey de Aragón nos ha enviado a ti para que te alíes con él, establezcas con buen entendimiento una paz y amistad firmísima y seáis aliados para luchar con vuestros enemigos y nos auxiliéis a cambio contra nuestros adversarios.” Esto complació mucho a Rodrigo y les respondió que lo haría gustoso.

                “El rey Pedro descendió sin detenerse hasta la costa, hasta el lugar que se llama Montornés. Rodrigo salió de la ciudad de Valencia y le salió al encuentro en Burriana. En aquel lugar se entrevistaron y confirmaron la paz entre ellos concertando con sinceridad y buena intención que se ayudarían sobre todos los hombres contra todos sus enemigos. Tras hacer esto, volvió enseguida el rey a su tierra y dispuso y estableció con una firme ley que su reino se mantuviera y volviera bajo una recta justicia. Rodrigo regresó a Valencia.

                “Pasado poco tiempo, el rey Pedro se dirigió allí con su ejército para auxiliar a su aliado Rodrigo, quien le recibió con el máximo honor. Después de reunir su ejército, salieron ambos al mismo tiempo de Valencia y prosiguieron hasta la ciudad de Peña Cadiella para llevarle víveres y abastecerla suficientemente de vituallas.

                “Al acercarse a Játiva, les salió al encuentro para entablar combate con ellos Muhammad, sobrino de Yusuf, rey de los almorávides y musulmanes de Al-Ándalus, con un considerable ejército de treinta mil soldados, bien equipados con toda clase de armas. El mismo día, los musulmanes y almorávides no presentaron batalla sino que estuvieron durante todo el día profiriendo sus alaridos y gritos guerreros desde los montes que allí había. El rey Pedro y Rodrigo enviaron a Peña Cadiella todos los alimentos que encontraron en aquella región, con el botín que habían tomado, y así abastecieron la fortaleza copiosamente.

                “Saliendo hacia el mediodía bajaron juntos hacia la costa y asentaron sus campamentos junto a Bairén. Al día siguiente, Muhammad, con una grande e innumerable multitud de almorávides, musulmanes de Al-Ándalus y de todos los pueblos infieles, se preparó para iniciar la lucha contra el rey y Rodrigo. En aquel lugar había un gran monte de casi cuarenta estadios de longitud en el que estaba el campamento de los sarracenos. Por la otra parte, se extendía el mar con gran cantidad de navíos almorávides y de musulmanes de Al-Ándalus desde los que atacaban a los cristianos con flechas y arcos. Desde el monte los hostilizaban con otras armas. Ante esto, los cristianos se atemorizaron cundiendo el pánico entre ellos.

                “Rodrigo al verlos temerosos y llenos de miedo enseguida montó sobre su caballo y, bien armado, comenzó a recorrer el ejército de los cristianos arengándoles de esta manera: “Escuchadme, compañeros míos muy queridos y amados, sed fuertes y valerosos en el combate, tened ánimo como hombres que sois, y de ningún modo tengáis miedo ni temáis su gran número porque hoy los entregará Jesucristo Señor Nuestro a nuestras manos y a nuestro poder.” Al mediodía, el rey y Rodrigo los atacaron con el grueso de las tropas cristianas luchando con todas sus fuerzas tenazmente. Al fin, gracias a la ayuda y obra de la clemencia divina, los vencieron e hicieron huir. Algunos murieron a espada, otros al pasar el río y la inmensa mayoría se ahogó en el mar tratando de escapar.      

                “Después de vencer y dar muerte a los sarracenos, los cristianos vencedores saquearon todos sus bienes. Allí mismo, después de conseguir la victoria, también recogieron abundante botín, esto es: oro y plata, y caballos y mulas, armas escogidas y muchas riquezas, y glorificaron con gran devoción a Dios por la victoria que les había otorgado.

                “Después de este triunfo, memorable y siempre glorioso, el rey Pedro y Rodrigo emprendieron el regreso a Valencia con su ejército ensalzando a Dios. En esta ciudad permanecieron pocos días. Luego salieron juntos y se dirigieron a la fortaleza de Montornés, que pertenecía a la jurisdicción del rey y se había rebelado contra él; la sitiaron y después de asediarla y atacarla la sometieron. Después de hacer esto, el rey volvió enseguida alegre a su reino. Rodrigo regresó a su ciudad de Valencia.”

                Historia Roderici. Traducción de Emma Falque, Boletín de la Institución Fernán González, nº 201,  1983, pp. 369-370.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.