NINGUNA. HOMERO MANZI. Por Pedro Montoya García.

01.04.2017 11:01

                                               LOS MEJORES PASAJES DE NUESTRA LITERATURA.                                                                                    NINGUNA. HOMERO MANZI.

 

Al evocarte
Tango querido
Siento que tiemblan las baldosas de un bailongo

            Cierto, el Tango, además de su baile y su música, ha sido provecho para un  torrente de letras excelsas, capaz de hacer temblar las baldosas mejor cimentadas, ¿quién no recordaría?

Que el mundo fue y será una porquería
Ya lo sé, en el quinientos seis
Y en el dos mil también
Que siempre ha habido chorros
Maquiavelos y estafaos
Contentos y amargaos, varones y dublé…

Y podríamos llenar cientos de páginas de apasionadas escrituras del baile popular…

                Sin ser un experto de la danza, tan sólo un aficionado a sus letras, en el siguiente vídeo de la película de Moulin Rouge: https://www.youtube.com/watch?v=Rn0xXo1gwGY  

se incluyen algunos de los argumentos principales conforman sus melodías; como el desengaño amoroso al que se enfrenta Ewan McGregor— nos lo empiezan a cantar con un chirrido de violín que desgarra el alma—, como el deseo, el deseo sexual, pasión, sospecha, celos, furia…, pero no sólo desengaño amoroso, también ese desengaño ante el destino contra el cual no podemos más que claudicar. Nicole Kidman interpreta a una prostituta, como nos cuentan, el  tango era el refugio escondido en los arrabales, donde los inmigrantes solitarios recalaban en los prostíbulos sabían no encontrarían el amor romántico, porque el único amor disponible se conseguía tras previo pago, ese mismo que tanto dolor insufrible causa al protagonista, pero no sólo pasiones sentimentales, también, en una coreografía violenta: el dominio, el poder del hombre sobre la mujer… Toda esa mezcla carga a la danza de un erotismo propio y único, para conferir a sus letras cantadas un mayor poder para conmover.

            Muchos otros temas son llamados para su baile y aquel no podemos olvidar, para no cometer un error de importancia, es el imparable transcurrir de la vida, mención que aprovechamos para recordar a quien tampoco podíamos olvidar si hablamos del Tango, Gardel:    

Volver con la frente marchita

Las nieves del tiempo platearon mi sien

Sentir que es un soplo la vida

Que veinte años no es nada

Que febril la mirada, errante en las sombras

te busca y te nombra.

Y podríamos llenar cientos de páginas…

                En mi modesto gusto, la letra más bonita compuesta es la escrita por Homero Manzi: Ninguna.

Esta puerta se abrió para tu paso
Este piano tembló con tu canción.
Esta mesa, este espejo y estos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
Es tan triste vivir entre recuerdos...

            Las dos primeras frases se escriben en pasado, para advertirnos que ella ya no está. Esos primeros objetos: la puerta y el piano, ¿para qué servirán ahora?  En cambio, la mesa, el espejo, los cuadros se escriben en presente porque todavía guardan algo tan efímero como el eco de una voz, en definitiva, la soledad acompañada de recuerdos.

Cansa tanto escuchar ese rumor

De la lluvia sutil que llora el tiempo

Sobre aquello que quiso el corazón.

No habrá ninguna igual. No habrá ninguna,

Ninguna con tu piel ni con tu voz,

Tu piel, magnolia que mojó la luna

Tu voz, murmullo que entibió el amor.

No habrá ninguna igual

Todas murieron

En el momento en que dijiste adiós.

            La lluvia son las lágrimas que le caen al tiempo, al transcurrir del tiempo,  cuando llora porque se quiso. Ese tintineo del agua no permite olvidar y por tanto: dejar de sufrir…“Ninguna”, nos lo dice cuatro veces, ninguna porque al morir ella: “todas murieron”. El adiós de ella, para él, mató a todas. Y de nuevo dos magníficos tropos, compara su piel con la magnolia, una flor de un blanco candente para mojar la luna, y su voz capaz de moderar el amor…

Cuando quiero alejarme del pasado

Es inútil... me dice el corazón,

Ese piano, esa mesa y esos cuadros

Guardan ecos del eco de tu voz.

En un álbum azul están los versos

Que tu ausencia cubrió de soledad,

Es la triste ceniza del recuerdo

Nada más que cenizas, nada más...

            De nuevo el pasado y a continuación los objetos, ahora todos guardan el presente… Una ausencia que es capaz cubrir, pero nada más que de soledad… Cenizas, lo queda donde hubo fuego…

            Escribe Joaquín Sabina: “con agüita del mar andaluz quise yo enamorarte, pero tú no querías mas amor que el del Río de la Plata”, allí en el Río de la Plata, a ambos lados, se ha escrito muy bien al amor.

                                

 

 

 

 

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