MAYAS Y AZTECAS. Por Silvia Pérez Salinas.
Los mayas y los aztecas conformaron poderosas civilizaciones mesoamericanas, los primeros alrededor del Yucatán y Guatemala, alcanzando su ápice entre los siglos III y X, y los segundos en la meseta mexicana del año 1400 al 1521, descollando su capital de Tenochtitlán, donde hoy se emplaza la ciudad de México.
Los mayas se organizaron en ciudades-Estado como Tikal, señoras de las tierras circundantes y de localidades menos grandes. Valiosas rutas comerciales las enlazaron y unieron a los mayas con el resto de la América Central. A través de los caminos terrestres, los ríos y el mar los mayas transportaron pieles de jaguar, jade, sal o cacao. Consumados agricultores, plantaron el maíz (con el que elaboraron una tortilla o pan aplanado) y produjeron el alcohólico balche. Muy avanzados en astronomía y matemáticas, sus sacerdotes confeccionaron un complejo calendario. Desarrollaron asimismo un sistema de escritura de símbolos, grabados sobre grandes monumentos de piedra o stelae (obeliscos). Con la llegada de los españoles en el XVI se acentuó su declive.
Tenochtitlán fue el centro del imperio azteca. Erigida sobre una isla del lago Texcoco hacia el 1325, dispuso de unos 15 kilómetros cuadrados. En el 1400 los aguerridos aztecas ampliaron sus dominios. En 1502, bajo Moctezuma II, se encontraron en su apogeo. Al igual que para los mayas, la religión tuvo mucha importancia para ellos, adorando a un gran número de dioses y sacrificando seres humanos para asegurarse buenas cosechas y fortuna. La llegada de los españoles en el 1519 los sorprendió, siendo derrotados por la determinación de los hombres de Hernán Cortés y la enemistad de otros pueblos mesoamericanos dominados por ellos.