MÁRIO SOARES Y LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES. Por Antonio Parra García.
Uno de los políticos más destacados del vecino Portugal ha sido el recientemente fallecido Mário Soares, un hombre que se opuso al salazarismo y que se convirtió entre 1986 y 1996 en presidente de la segunda república portuguesa con gran reconocimiento.
Hijo de un político republicano, fue desterrado a la isla de Santo Tomé por haber censurado a la dictadura en el exterior. De singular habilidad, logró el desempeño de responsabilidades ministeriales tras la revolución de los claveles de abril de 1974, en la que los jóvenes capitanes del ejército confiaron al partido comunista reformas tan significativas como la agraria.
Los más izquierdistas pronto encontraron serios escollos y el 25 de abril de 1975, en el primer aniversario de la revolución, los militares al mando del país convocaron elecciones para una asamblea constituyente, en la que los socialistas obtuvieron una clara mayoría frente a comunistas y demócrata-cristianos, aunque no tan fuerte como para imponerse al gobierno de los militares.
Entonces, Soares dimitió de su puesto en el gabinete y encabezó una gran manifestación en Lisboa contra la interferencia de los enlaces sindicales comunistas en la prensa socialista. De esta manera se postuló como una opción moderada para el mundo de los negocios y de parte de la política.
Dentro del ejército portugués existían claras discrepancias y el 25 de noviembre de 1975 el más tarde general António Ramalho Eanes dio un golpe de Estado y consiguió ser escogido presidente no ejecutivo de la república. En el segundo aniversario de la revolución de los claveles, Soares fue escogido primer ministro democrático de Portugal, que en 1986 accedería a la presidencia. Supo navegar sin zozobrar en las inquietas aguas políticas del vecino país el convencido europeísta, amigo de España y astuto Mário Soares.