MARCHAR A CUBA DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

02.03.2024 15:42

               

                Las fuerzas napoleónicas ocupaban una buena parte de Cataluña en 1810, a la par que en el resto de la Península proseguían su avance. La resistencia contra aquéllas no había cesado en territorio catalán, a despecho de las dificultades.

                La guerra había sido toda una calamidad para localidades como Vilanova i la Geltrú, que en las décadas anteriores había fortalecido sus actividades agrícolas y comerciales, muy orientadas hacia la América española. Algunos de sus vecinos habían viajado hasta La Habana, donde establecieron casas de comercio. Cuba experimentaba por entonces una importante transformación a impulsos de la producción de azúcar.

                A finales de 1810, los comerciantes Juan Planas y José Sogas solicitaron permiso para embarcarse hacia La Habana. Deseaban regresar y proseguir sus actividades mercantiles en sus casas de comercio, todavía con mucho género. Tal petición podía ser interpretada como una deserción ante el enemigo napoleónico, pero ambos la presentaron como la mejor manera de servir a la causa española.

                No pensaron en marchar sin sus esposas, fieles al principio de unidad familiar, estimado en estos círculos comerciales. Tanto Lucía, esposa de Juan, como Florencia, esposa de José, cursaron las oportunas solicitudes, avaladas por los escribanos de Vilanova i la Geltrú, que ejercían como auténtica autoridad ante la Regencia y las Cortes. La guerra no cortó antiguos lazos.

                Fuentes.

                ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.

                Estado, 3110, Expediente 13.