27.04.2018 16:35
“Los moros del reino de Granada, visto que la guerra contra ellos se continuaba, y las tierras que los años pasados habían perdido, pensando ser reparados en el porvenir, enviaron su embajada al gran sultán, haciéndole saber de la guerra que el rey y la reina habían movido contra ellos, y querellándose a él gravemente de las opresiones y cautiverios (…) Por ende, le suplicaban les diese ayuda para recobrar lo perdido y para no perder lo que les quedaba; y que si aquella ayuda por ahora no les pudiese dar, les escribiese que les dejase estar en sus ciudades, villas y tierras, libremente, según que estuvieron ellos y sus antecesores de largos tiempos a esta parte.
“El gran sultán, oída esta embajada, mandó a dos frailes del Sepulcro Santo de Jerusalén, de la orden de San Francisco, que fuesen a Roma, al Santo Padre, con sus cartas; por las cuales le envió decir cómo había sabido que el rey y la reina de España, que es en la parte de Europa, habían movido guerra contra los moros del reino de Granada (…). Y que aquello era contra toda humanidad natural, porque bien sabía el Padre Santo cómo en sus tierras y señoríos había gran cantidad de cristianos, que vivían bajo su imperio, que eran conservados en su ley y guardados en sus bienes y libertad.
“Por ende, le exhortaba que escribiese al rey y la reina de Castilla que cesasen de aquella guerra, y devolvieran a los moros todas las ciudades, villas, castillos y fortalezas (…). Y si no lo hicieran, él sería forzado de tratar a los cristianos de su señorío de la manera que el rey y la reina de Castilla trataban a los moros que eran de su ley y estaban bajo su amparo.
(…)
“El rey y la reina, visto el breve del Papa y la carta y embajada que el gran sultán le había enviado, respondieron al Papa que bien sabía Su Santidad, y era notorio por todo el mundo, que las Españas en los tiempos antiguos fueron poseídas por los reyes sus progenitores; y que si los moros poseían ahora en España aquella tierra del reino de Granada, aquella posesión era tiranía y no jurídica. Y para excusar esta tiranía, los reyes sus progenitores de Castilla y de León, confinantes con aquel reino, siempre pugnaron por restituirlo a su señorío (…)
“Y que si el sultán trataba bien a los cristianos que moran en las tierras de su señorío, ellos asimismo trataban bien a muchos moros que estaban derramados en sus reinos, tierras y provincias, que vivían bajo su imperio y conservaban sus personas con toda libertad, y poseían sus bienes libremente, y les consentían vivir en su ley con toda exención, sin hacerles apremio.”
Fernando del PULGAR, Crónica de los Reyes Católicos. Edición de Juan de Mata Carriazo, Granada, 2008, Vol. 2, pp. 395-397.
Selección y adaptación al castellano actual de Víctor Manuel Galán Tendero.
