LOS PROBLEMAS DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE UNA PEQUEÑA ISLA, TABARCA.
“Excelentísimo señor.
“Por el oficio de V. E. de 21 corriente tiene la digna acción de pedirme informe sobre la solicitud que le hace don Manuel Castell, cura párroco de la plaza de San Pablo en esta isla de Tabarca, y tomados los informes que me ha parecido, con los conocimientos que yo tenía muchos años ha, hallo que la indicada isla carece totalmente de agua y leña, y con este motivo de habitantes, pues aun en el año de mil setecientos setenta y tantos se formaron un pequeño número de casas y de muralla, y pusieron para que las habitaran unas familias tabarquinas que se rescataron en la redención de aquella época a solicitud del señor conde de Aranda, en breve la abandonaron aquellos miserables por falta de dichos artículos y no tienen de que subsistir.
“Desde entonces a acá ha ido a menos aquella plaza y vecindario, de suerte que los pocos vecinos que quedaron fueron quemando por necesidad la madera de las puertas, ventanas y techos, y en consiguiente se arruinaron las casas, y por último de la piedra de la muralla que circunvalaba la ciudad, se mandó formar un pequeño fuerte con cuatro cañones para su defensa y esto es todo lo que el señor cura llama isla, ciudad, plaza y castillo.
“Para el corto destacamento que ha guarnecido la isla tienen que llevarles diariamente de Alicante el comestible y agua, teniendo que sufrir en el invierno temporales, bastantes incomodidades por no poder barquear un laúd que está destinado al efecto. En el día tiene cuatro artilleros de guarnición.
“El número de vecinos en la actualidad son de veinte y ocho, a veinte a quienes se les permite pescar y se les exime de ir a campaña de mar y de quintas para que no abandonen la isla y contribuyan a su defensa si llegase el caso de desembarcar algún corsario enemigo, que es lo único que puede ocurrir, con cuyas circunstancias no sé de dónde pueda formar el señor cura la compañía de 150 hombres, ni tampoco la de jóvenes que propone, a menos que no cuente con varios desertores que por eludirse de la quinta se refugian en la isla.
“Dios que a V. E. muchos años guarde. Alicante, 25 de octubre de 1809.
“Al excelentísimo señor Antonio de Palacios.
“Del excelentísimo José Cano.”
Fuente.
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.
Diversos-Colecciones, 73, N. 8.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.