LOS PACTOS DE FAMILIA QUE NO DETUVIERON A LOS BRITÁNICOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El imperio español logró sobrevivir a la guerra de Sucesión, aunque con una extensión menor que en tiempos de los Austrias. Por mucho que intentara recuperar sus antiguos dominios italianos (en parte por razones dinásticas muy personales), su columna vertebral pasaba por los dominios americanos.
Grandes productoras de metales preciosos y de otras riquezas, las Indias eran intensamente apetecidas por varias potencias europeas. La gran triunfadora de la guerra de Sucesión, Gran Bretaña, no sólo había conseguido Gibraltar y Menorca, sino el navío de permiso y el asiento de esclavos africanos en la América española. La Compañía del Mar del Sur se encargaría de tal comercio, que abría una brecha legal en el monopolio de España.
Conscientes del peligro, los círculos dirigentes españoles procuraron fortalecer las defensas americanas. La construcción de navíos de línea que plantaran cara a los buques británicos resultó una prioridad al final. En 1725, la España de Felipe V y el imperio de Carlos VI de Austria firmaron el tratado de Viena, con la promesa de perdones y restituciones de bienes. Tal acercamiento fue visto con preocupación por Francia y Gran Bretaña, pues podía adquirir vuelo la Compañía de Ostende (animada por el emperador y sus consejeros españoles).
Este acercamiento no cuajó, y Felipe V retornó en 1728 a la alianza con Francia, con el oportuno cese de hostilidades y restablecimiento del comercio. Gibraltar no había podido ser reconquistado en el año anterior, y en el acuerdo también participó Gran Bretaña. Teóricamente, mantenía las buenas relaciones a través de los cauces de la Compañía del Mar del Sur.
Sin embargo, las relaciones hispano-británicas empeoraron en los años siguientes. En el primer Pacto de Familia (7 de noviembre de 1733), España y Francia acordaron formar causa común contra Gran Bretaña en caso de hostilidades, empeñando Francia la promesa de recuperación española de Gibraltar. Por ello y por las ambiciones italianas, España se puso al lado de Francia en la guerra de sucesión de Polonia, por mucho que se temiera la reacción británica.
Españoles y británicos chocaron entre 1739 y 1748 durante la guerra del Asiento, en la que los segundos fracasaron en su intento de conquistar Cartagena de Indias. Coincidiendo con otra guerra de sucesión (la de Austria), se volvió a suscribir el 25 de octubre de 1743 un segundo Pacto de Familia con Francia, que debería declarar la guerra a los británicos para que los españoles recuperaran Gibraltar, Menorca y Georgia. Nada se logró.
La reconstrucción naval española no detuvo los bríos de una Gran Bretaña en auge. Aunque Francia comenzó con buen pie la guerra de los Siete Años más allá de Europa, los británicos demostraron su fuerza. El círculo de Carlos III decidió ayudar a los franceses antes de que fuera demasiado tarde, ya que el imperio español corría el riesgo de quedarse solo ante su más temible enemigo.
Se suscribió un tercer Pacto de Familia el 15 de agosto de 1761, que clamaba contra el despotismo británico en el comercio y en los mares. Mientras España resignaba su dominio en Francia sobre San Vicente o Santa Lucía, recibiría de los franceses Menorca. Se quería, además, poner coto a los británicos en Terranova y la América central.
El acuerdo no fue el preludio de un gran éxito, sino de un sonoro fracaso. Los británicos llegaron a tomar La Habana y Manila. Al concluir la guerra de los Siete Años, se habían convertido en la primera potencia naval y colonial de Europa sin discusión.
Los sucesivos pactos no habían conseguido frenar a Gran Bretaña de ningún modo. La crisis imperial británica, que alumbraría los Estados Unidos, ofreció a españoles y franceses una ocasión única. No volvería a repetirse. Es más, la Revolución y el Imperio napoleónico someterían a España a una tortuosa relación con Francia, sin cortarles las alas a los británicos. Los pactos habían proseguido la alianza franco-española de tiempos de la guerra de Sucesión, pero no habían quebrantado a Gran Bretaña. Quizá, la posición española hubiera resultado más complicada de no haberlos suscrito.
Fuentes.
Colección de los tratados de paz, alianza, comercio, etc. ajustados por la Corona de España con las potencias extranjeras desde el reinado del señor Felipe V hasta el presente, Madrid, 1796.