LOS ORÍGENES DE LA GERMANÍA DE MALLORCA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
En 1515, Mallorca participaba de la expansión militar de la Monarquía hispana en el Mediterráneo. Al mando de su gobernador Miguel de Gurrea, de origen aragonés, una fuerza de ochocientos soldados concurrió a la campaña norteafricana.
La isla había vivido un agitado siglo XV, condicionado por los problemas de la deuda pública. Entre 1450 y 1453 las villas foráneas se habían alzado. El entendimiento entre éstas y la capital era precario, así como entre los distintos grupos de la Ciudad de Mallorca.
Se había creado una Junta de Consignación de la deuda para controlar los impuestos. De esta manera, se pensaba enjugar la deuda. En la Taula de Canvis o banca municipal se consignó un depósito de 55.576 libras en 1521. Sin embargo, el descontento menestral era claro. Los de la capital llegaron a denunciar un fraude anual de 20.000 libras en la gestión municipal.
La tensión también se hacía patente entre las distintas banderías urbanas, alrededor de la figura del gobernador. A Mallorca llegaron en aquel momento noticias de la agitación pública en la Península. Desde 1520, se habían producido alteraciones en Tortosa, Ulldecona, localidades del Vallés y Gerona. Los campesinos de Cambrils clamaron contra el mal gobierno, al modo tradicional, y se dirigieron a Barcelona, donde irrumpieron con la ayuda de algunos menestrales. Sin embargo, sus dirigentes gremiales ayudaron a acabar con la protesta, terminada de abatir por el ambiente propiciado por la peste.
Los menestrales fueron conscientes de tales movimientos. Conocedores de los mecanismos públicos (uno de los cuatro contadores del gasto era menestral), quisieron mejorar su situación. Entre los gremios, los peraires destacaron en la agitación. De hecho, los más radicales dirigidos por Joan Crespí lograron alzarse con el poder dentro de aquel gremio, arrastrando a otros. El 7 de febrero de 1521, un tumulto logró imponer la germanía en la Ciudad de Mallorca. Sus partidarios, bajo la dirección de Joanot Colom, habían visitado Valencia para tomar buena nota de sus medidas militares.
Aunque las villas foráneas se pusieron del lado del gobernador en un primer momento, el 17 de marzo Inca y otras se inclinaron por los agermanados. La lucha por Mallorca estaba servida.
Bibliografía.
J. Juan Vidal, Els agermanats, Palma de Mallorca, 1985.