LOS MUDÉJARES DE CASTILLA LA NUEVA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La conquista cristiana de Al-Ándalus no terminó con toda la población musulmana, pues a las nuevas autoridades les convino disponer de trabajadores y contribuyentes. Por ello, los reyes de Castilla atrajeron a sus dominios más alejados de la frontera con Granada a mudéjares, que conformaron comunidades organizadas.
En el territorio de Castilla la Nueva, tenemos constancia de su presencia de los libros de contabilidad de Juan Mateo de Luna de fines del siglo XIII. De hecho, intervinieron en 1345 maestros mudéjares en la construcción de Nuestra Señora de Uclés.
La presencia mudéjar aquí llegó hasta inicios del XVI. Con motivo del pago del servicio y medio servicio en 1463, la comunidad de Toledo pagó 8.500 maravedíes; la de Escalona, 4.000; El Aldeuela, 3.500 maravedíes; las de Montalbán, Montalbanejo, Alconchel, El Congosto, Zafra, San Clemente, Santa María del Campo y Valverde, 1.400 cada una; y la de Castillo de Garci Muñoz, 1.000.
En las pechas de 1495 se hizo expresa mención a las aljamas de Cuenca, Huete, Castillo de Garci Muñoz, San Clemente y El Congosto. En las de 1501, al filo de la conversión forzosa, Huete, Salmerón y Valdolivas aportaron 2.000 maravedíes cada una; Cuenca y Castillo de Garci Muñoz, 600; El Congosto, 400; y San Clemente, 200. El paisaje de la Castilla la Nueva de la Baja Edad Media, con núcleos de población concentrados, no hubiera sido el mismo sin ellos.
Para saber más.
Miguel Ángel Ladero, Los mudéjares de Castilla y otros estudios de historia medieval andaluza, Granada, 1989.