LOS JENÍZAROS.
“Todos son hijos de cristianos tributarios del Gran Turco, como griegos, búlgaros y esclabones, los cuales son obligados los padres a dar de cinco uno, no en todas partes, porque en muchas son privilegiados; y demás de todo esto, aunque os paresce que gasta mucho el Turco con tener el ejército en paz y guerra tan grande, hagos saber que es poco, porque de cada cabeza que hay en la casa de cualquier cristiano o judío, de catorce años arriba, son obligados a pagar un ducado cada año. Mirad cuántos millones salen, y los hijos que le diezman tómanlos pequeños y pónenlos a oficios y a deprender leer y a trabajar, para que se hagan fuertes, y déstos eligen los genízaros. Llámanse, antes que los hagan genízaros, axamoglanes. Traen por insignia los genízaros unas escofias de fieltro blanco, a manera de mitras, con una cola que vuelve atrás y hasta en medio labrada de hilo de oro, y un cuerno delante de plata, tan grande como la escofia, lleno de piedras los que las tienen. Estos son gente de a pie, y si no en los capitanes dellos, que son diez principales de a mil, y ciento menores de a cada ciento, no puede en la guerra nadie ir a caballo.”
Cristóbal de Villalón, Viaje de Turquía (dedicado a Felipe II a principios de marzo de 1557). Edición de Federico Carlos Sainz de Robles, Madrid, 1973, p. 234.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.