LOS EXPEDITIVOS HOLANDESES EN EL SUDESTE ASIÁTICO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
A lo largo de los siglos XIV y XV crecieron en el Sudeste asiático una importante constelación de ciudades-Estado como Aceh, Banten, Melaka, Makassar, Pegu y Brunéi, regidas por monarcas autoritarios y atentas al rico comercio de las especias.
En 1511 los inquietos portugueses conquistaron Melaka, punto estratégico entre China y la India muy frecuentado por los hombres de negocios musulmanes. Se frotaron las manos pensando que podrían dominar el comercio de las especias. Se equivocaron. Sus rivales asiáticos eran demasiado astutos y esquivos.
Desde finales del siglo XVI los holandeses se interesaron por las tierras de las especias, eludiendo la competencia de su gran rival, la monarquía de Felipe II de la que trataban de separarse definitivamente. La incorporación de los dominios portugueses al imperio de don Felipe les sirvió de acicate.
Fijaron su atención en las Molucas y en 1600 consiguieron del señor de Ambon el monopolio del comercio del clavo. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales (fundada en 1602) prosiguió tal proceder imperativo. Los competidores tenían que ser eliminados por las bravas.
En Ambon impusieron un régimen tributario servil. Adscribieron los hogares a las tierras de cultivo con la obligación de cultivar un determinado número de árboles de clavo, obligando a los naturales a trabajos obligatorios. Los liberales holandeses no vacilaron en someterlos a la servidumbre más penosa del feudalismo europeo. El naciente colonialismo demostraba con creces que era la aplicación de la servidumbre en provecho de las primeras acumulaciones capitalistas.
La Compañía fortaleció su implantación el Sudeste asiático con la fundación en la isla de Java de Batavia en 1618, desde donde extendieron sus redes.
La macis y la nuez moscada de las islas de Banda también atrajeron a los holandeses. En 1621 lanzaron una devastadora campaña que aniquiló a unas quince mil personas. A los supervivientes los repartieron como trabajadores entre las sesenta y ocho fincas o plantaciones concedidas a servidores distinguidos de la Compañía. La leyenda negra de crueldad no sólo es atribuible a los españoles, como puede verse.
Algunas poblaciones del Sudeste asiático procuraron evitar tal destino no plantando especias, lo que las condenó a la pobreza. Al finalizar el siglo XVII los holandeses habían aumentado el precio de especias como la nuez moscada reduciendo brutalmente su producción. La guerra era la prosecución del comercio.
Idealización de la llegada de los holandeses a una tierra de Oriente.