LOS CABALLEROS APRIETAN A JAIME II. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El servicio de los caballeros a sus señores no siempre fue fácil, pues durante la Baja Edad Media aquéllos exigieron una serie de compensaciones por sus habilidades en el campo de batalla. Así lo comprobó Jaime II de Aragón, cuando trató de hacerse con todo el dominio del reino de Murcia frente al poder de Castilla.
El 28 de enero de 1302, confirmó a los caballeros de Alicante y a sus hijos las franquicias otorgadas por los reyes de Castilla, las de los caballeros de Toledo de Alfonso VIII, consistentes en no pagar ningún diezmo por sus heredades en el término, como tampoco sus labradores. A cambio, les exigía la residencia en la entonces villa. Debían también asumir las cargas vecinales de guarda, atalaya, atajar, reparación de caminos y puentes, pago de mensajería al rey y apellidos. Debían tomar parte en la hueste real en defensa del reino a las órdenes del rey o de su procurador, pero estarían exentos de pagar dinero en caso que se admitiera la redención.
Otras localidades también solicitaron compensaciones. El 9 de julio de 1302, Orihuela pidió ayuda económica para sus hombres de caballo, como se otorgaría a los de Murcia y Lorca. Se lamentaban sus representantes que Orihuela no llegara entonces a los cerca de sesenta del pasado.
Las presiones arreciaron, y el 3 de abril de 1303 Jaime II destituyó a Bernat de Sarrià de la procuración del reino de Murcia. En señal de buena voluntad adicional, el 11 de abril libró a los alicantinos del servicio del ejército por seis años, excepto en caso de invasión. Al menos, debían responsabilizarse del buen estado de sus murallas.
La necesidad de tropas montadas era acuciante. El 18 de mayo de 1303, el baile general del reino de Murcia mandó la relación de caballeros armados y ligeros. De los primeros, encontó solamente veintiuno, y de los segundos setenta y tres. En Orihuela, diecisiete particulares respondían del deber.
Visto el panorama, se propusieron otras alternativas para animar la caballería. El 23 de octubre de 1303 se planteó la cofradía de caballeros de San Jorge del reino de Murcia. Sus primeros capítulos dataron del 25 de octubre de 1303, en las que se acuerdó pagar a sus cofrades soldada anual, así como enmendar sus pérdidas en campaña.
No obstante, el 1 de marzo de 1304 se enmendaron los capítulos, en los que se reconoció la posibilidad de salir en campaña fuera del reino. Se distribuyeron teóricamente por todo el reino doscientos caballos, cuarenta armados y doscientos sesenta ligeros.
De los cuarenta armados, veinte serán de la casa real, pagados cada uno con mil sueldos de Valencia anuales, y con quinientos el resto. Los ligeros se tendrían que conformar con la retribución de trescientos sueldos anuales.
Al poco, el 24 de julio de 1304, los de Orihuela se quejaron de cobrar poco y pidieron reordenar la cofradía, que no llegó a buen puerto, al igual que todos los propósitos de expansión de Jaime II en el Sureste peninsular.
Fuentes y bibliografía.
Maria Teresa Ferrer, Organització i defensa d´un territori fronterer. La Governació d´Oriola en el segle XIV, Barcelona, 1990. Documentos 22, 23, 25, 26, 32, 34, 35, 37, 38, 39 y 42.