LOPE DE VEGA, DRAMATURGO PROLÍFICO. Por Rafael Muñoz García.

    Más que comentar la producción dramática de Lope de Vega se trata de realizar un breve ejercicio de aritmética, ya que por tener todavía la costumbre de utilizar el primitivo sistema digital (“contar con los dedos”) ruego al lector disculpe la leve inexactitud de mis resultados.

    Lope de Vega dijo en varias ocasiones que había escrito mil quinientas comedias, cantidad que se suele tomar como verdadera. Es lo que nos asegura en su Égloga a Claudio, escrita c. 1633 y publicada póstumamente por lo que de momento, y hasta que yo comience a “digitalizar”, daremos tal cantidad por buena:

Mil quinientas fábulas admira,

que la mayor el número parece,

verdad que desmerece

por parecer mentira

pues más de ciento en horas veinticuatro

 pasaron de las musas al teatro.

    Eso de las veinticuatro horas debe ser cierto ya que Lope tiene firmadas tres obras en la misma semana.

    Recordemos que Lope de Vega nació en 1562 y murió en 1635 (un momento…) ¡setenta y tres! fecundos años para gloria de las letras universales. No es la primera vez que nos recuerda su opulencia creadora, pues en los últimos versos de La moza de cántaro, de la que no se conoce manuscrito, estrenada en 1627 y publicada en 1646, en los últimos versos de la comedia, como era costumbre en los dramaturgos del XV-XVI se solicita el aplauso del público:

Aquí [el autor] puso fin a la comedia

quien, si perdiere este pleito,

apela a mil quinientas.

Mil quinientas ha escrito

bien es que perdón merezca.

    Por si aún nos parece que millar y medio son pocas comedias, Juan Pérez de Montalbán (1602-1638), sacerdote, escritor, dramaturgo, alumno y amigo de Lope e hijo de Alonso Pérez de Montalbán, editor de Lope, fue  autor de FAMA POSTUMA A LA VIDA DEL DOCTO FREY LOPE DE VEGA CARPIO Y ELOGIOS PANEGIRICOS A LA INMORTALIDAD DE SU NOMBRE (Escritos por los más esclarecidos ingenios, solicitados por el doctor Juan Pérez de Montalbán) Madrid 1636. Entre los versos que este le dedica a su maestro dice:

(…) Que en repetido turno

Mil y ochocientas veces el Teatro

vio con admiración de tanta suma

otros tantos milagros de su pluma (…)

    Se percibe que alumno apreciaba a su preceptor. Pero si el inmortal Fénix de los Ingenios nos dice que son mil quinientas las comedias que él escribió para mí es suficiente, no hay más que hablar, aunque sí de contar.

    Según el profesor David Castillejo[1], en el siglo XVII, en España se escribieron unas 10000 comedias de las que nos han llegado alrededor de dos mil, por lo que obliga a pensar que de Lope también existirán algunas desaparecidas.

    Por lo tanto, siguiendo al autor, tomaremos como cierto que fueron 1500 las comedias que escribió y arrancaremos con este dato mientras encontramos más información que nos permita añadir o sustraerle ya que en su Arte nuevo de hacer comedias (vv. 219-221) nos dice:

(…) y yo las escribí, de once y doce años,

de a cuatro actos y de a cuatro pliegos,

porque cada acto un pliego contenía…

    Más adelante, en los vv. 367-369 nos amplía la información:

(…) Pero ¿qué puedo hacer, si tengo escritas,

con una que he acabado esta semana,

cuatrocientas y ochenta y tres comedias? (...)

    El Arte nuevo de hacer comedias fue editado en 1609, cuando Lope contaba con cincuenta y tres años, en él desarrolla su teoría teatral y fue leído ante la Academia de Madrid. Para Lope no es igual dirigirse a un público que lo aclama,  al que considera justo hablarle en necio para darle gusto, que ante sus colegas a los que debe respetar y hacer que respeten su trabajo. Ante la Academia Lope es sincero, pero si con doce años ya había escrito comedias no debería quedar ejemplar que mereciese interés dada la brevedad de los actos, tan solo nos muestra la genialidad de quien pronto sorprendería al mundo del teatro.

    Era costumbre de la época que los dramaturgos vendiesen sus obras a los autores (director, empresario) los cuales podían retocar, adaptar o acomodar la comedia para su representación, incluso le otorgaban la autoría de obras que él no había escrito, motivo por el que Lope de Vega quizá fuese el primero, sino el único, que se vio obligado a guardar copia de sus trabajos lo que le llevó a entablar contenciosos contra estos personajes. Sin embargo, gracias a esta costumbre tenemos conocimiento de que: El verdadero amante, considerada su primera comedia, y Los hechos de Garcilaso de la Vega y moro Tarfe, ambas están escritas entre 1579-1583, cuando el autor contaba veinte años; la última comedia que escribió es de 1634, La bizarrías de Felisa, un año antes de su fallecimiento.

    Castillejo[2] le otorga a Lope de Vega cuatrocientas dieciséis comedias, de las que unas setenta las tiene por dudosas. Según catálogo de Astrana Marín[3], entre comedias y autos nos han llegado unos ochocientos títulos.

    Con estos datos llega el momento de “sacarle” las cuentas a nuestro admirado Lope de Vega: Si damos por cierto lo que afirma ante la Academia de Madrid a los 53 años tiene escritas 483 comedias, importante cantidad tras 33 años de trabajo, unas quince obras por año; como sabemos que su actividad creadora se mantiene 19 años más, si le otorgamos el mismo promedio, aún produce 285 comedias que nos permite pensar en unas 768 (las casi ochocientas de Astrana), bastante alejadas de las 1500 que nos asegura, por lo que tal cantidad debe ser interpretada como una manera de hablar, tal vez una frase hecha, para indicar que ha escrito en abundancia. Importante labor creadora que si le añadimos su nada desdeñable producción poética, junto con su inquieta y apasionante vida reflejada en gran parte de su obra, no es tarea que muchos humanos sean capaces de igualar.

    A fin de comparar la exuberante producción de Lope con la de otros “monstruos” de nuestra lengua, echaremos una primera mirada a Pedro Calderón de la Barca (1680-1681) quien entre comedias y autos escribió unos doscientos títulos, más unos treinta entremeses.

    Más cercano a nosotros está nuestro Nobel Jacinto Benavente (1866-1954) su primera obra la estrenó en 1894 y la últimas fueron escritas hacia 1952 dejando su ranquin en un dignísimo tercer puesto con 166 títulos.

    Tras este entretenido pasatiempo aritmético, del que dudo de su utilidad, surge una pregunta: ¿Somos capaces de nombrar tres obras de cada uno de estos genios?

    P.S.- ¡Yo pregunté primero!