LAS VISITAS PASTORALES. APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS PARROQUIAS. Por Mª. Carmen Martínez Hernández.
En consonancia con las modernas líneas de investigación en la historia local, podemos señalar la importancia que va adquiriendo la historia de las parroquias no sólo desde el estudio de su edificio emblemático, sino desde la perspectiva de la vida de sus gentes. Esta reflexión es el resultado de un trabajo realizado sobre la vida de las parroquias de la diócesis de Córdoba, en la segunda mitad del siglo XVIII, desde el estudio de las vistas pastorales. La fe es vivida siempre por hombres concretos en un contexto cultural, social y económico concreto, dar cuenta de la fe de las personas es darla de las instituciones y circunstancias que las rodean.
La aproximación a los archivos eclesiásticos en búsqueda de la vida de las parroquias puede resultar más interesante de lo que habitualmente se espera en los investigadores no avezados en ese tipo de archivos, incluso para los profesionales de la archivística. No se trata sólo de la complementariedad de las fuentes históricas, para el conocimiento de la vida de los pueblos y sus gentes, ni el reconocimiento de la consabida teoría de los historiadores de que la historia de España debe descansar en torno a tres tipos de archivos desde el punto de vista de las fuentes archivísticas: los archivos del Estado y sus diversos niveles territoriales, los archivos de la Iglesia y los archivos señoriales. Es algo más, allí late la vida de unas gentes que expresaron su fe de muchas maneras y que vale la pena recuperar y dar a conocer en nuestro tiempo. De algún modo se trata de recuperar la conciencia de la dignidad de vivir como cristianos, a través de ver como la expresaron nuestros antepasados según las diversas circunstancias históricas que les tocó vivir. Saber lo que hemos sido es imprescindible para diseñar lo que queremos ser
Así como la historia local, que no localista, vino a contribuir a una mejor comprensión de la historia nacional, así también la historia de las parroquias no sólo contribuirá a completar esas historia local, sino que aporta a la Historia de la Iglesia una nueva dimensión: la de quienes casi ni eran considerados parte de la Iglesia, la de los laicos, tal vez sería mejor decir feligreses, aunque tampoco es que fueran considerados, durante mucho tiempo, parte de la historia. No por ello quedan fuera del estudio de las parroquias los ministerios consagrados y ordenado. Sacerdotes y religiosos son los epígonos históricos, los protagonistas de una sociedad en su dimensión sociorreligiosa, pero también espiritual. Hay que ver la interrelación entre la cura de almas y, a su vez, la aportación de la feligresía a su mantenimiento, pero también sus demandas. Y todo esto desde la perspectiva del Obispo, del pastor que aprueba, corrige, exhorta, manda en cuestiones materiales y espirituales.
La visita pastoral es una de las instituciones más antiguas de la Iglesia que se ha mantenido hasta nuestros días; es un derecho, un deber y un medio que tiene el obispo de para conocer bien su diócesis y gobernarla mejor. Además es un acto administrativo que genera una serie de documentos que se constituirán en fuentes documentales fundamentales para el conocimiento de la diócesis, pues además de los datos concretos que aportan también queda reflejando el nivel cultural del notario, su visión del mundo y las preocupaciones de la jerarquía eclesiástica, a través del lenguaje utilizado para expresar los testimonios directos e indirectos.
La principal preocupación que mostraron los obispos españoles en las visitas pastorales es la enseñanza de la doctrina cristiana al menos los domingo y festivos, así como establecer las conferencias semanales sobre moral y liturgia con la esperanza de que sirviera para mantener viva la curiosidad intelectual del clero. También se reitera el cumplimiento pascua, el examen de la conducta moral de los clérigos y los feligreses. ‘En otras palabras, las visitas pastorales, que los obispos españoles de la segunda mitad del XVIII cumplieron con interés (Asensio Sales, Climent, Armanyá, Lorenza, Távira...), responden exactamente a la idea de apostolado y reforma moral propugnada por el concilio de Trento El Concilio de Trento con la obligatoriedad de las visitas pastorales consiguió sacar a las parroquias de ‘su letargo y darles una doble finalidad mejorar la vida parroquial y la atención personal de los fieles, por medio del conocimiento directo, material y espiritual de la diócesis
Las visitas pastorales facilitan el conocimiento de la historia eclesiástica de una determinada diócesis y del modus operandi de sus pastores. El concilio Tridentino revalorizó el papel del obispo como centro de la vida diocesana, pero arriesgó poco en el campo de la teología episcopal. La verdadera imagen del obispo pastor fue instaurada en la Iglesia durante os siglos XV y XVI propiciando una vuelta a los lugares clásicos de inspiración pastoral y un retorno las ideas bíblicas, patrísticas y conciliares. Fue necesario un redescubrimiento de las funciones pastorales más allá de las insuficientes administrativa y jurídica. El resultado de cien años de reforma católica fue el descubrimiento y renovación de la misión pastoral del obispo. La teología del episcopado se enmarca en una orientación pastoral que hiciese vivo el ideal cristológico del Buen Pastor. La nueva orientación del ministerio episcopal tuvo para la vida interna de la Iglesia una gran importancia, pues el ejercicio de las funciones episcopales adquirirá un carácter de obligatoriedad, semejante al voto que convierte el episcopado en estado de perfección
Para algunos autores las visitas pastorales, que suelen encontrarse dentro de los libros de fábrica, constituye la documentación más rica de la sección ‘Parroquia’ de los archivos diocesanos. No falta quien las valora como un el medio de control por excelencia que los obispos tenían dentro de cada una de sus jurisdicciones, pero resulta incuestionable que pocas fuentes documentales permiten trazar una historia parroquial de forma sistemática y casi ininterrumpida desde el siglo XVII hasta más allá de mediado el siglo XIX, que las visitas eclesiásticas
Los libros de visitas posibilitan conocer aspectos sobre la práctica religiosa y otras cuestiones relacionadas con la vida cotidiana, bien en prioratos y encomiendas en regiones concretas o la situación general de la diócesis. Pese a la asepsia burocrática ofrecen multitud de facetas que las convierten en fuente fundamental para los estudios de historia de la Iglesia en diversas vertientes. Por la amplia temática comprendida en las mismas incidía en un amplio espectro de cuestiones económicas, morales, culturales etc., cuyo estudio nos permite hoy obtener informaciones muy valiosas sobre las parroquias de nuestro pasado
Los estudios en larga duración permiten ofrecer la estructura diocesana de parroquias y ministros, la asignaciones anuales de las fábricas parroquiales, la evolución del clero secular, los beneficios e ingresos del clero; los conventos de la diócesis, así como la evolución del clero regular, las casas y habitantes que tenían en la diócesis, junto a la jurisdicción a la que estaba sometida cada orden, si al obispo o las diversas órdenes. Otro aspecto interesante de religiosidad a través de los templos y cofradías que tenía cada población.