LAS FUERZAS DE CARLOS V EN LOS PAÍSES BAJOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

23.10.2019 09:23

                En 1543 Carlos V volvía a encontrarse en guerra con la Francia de Francisco I, lo que suponía no poco esfuerzo. Desde los Países Bajos, el emperador podía amenazar con relativa facilidad las posiciones de su oponente, por lo que ordenó disponer una importante fuerza de caballería e infantería, con todos sus costes. Los Países Bajos formaban por entonces un heterogéneo conjunto de territorios con autoridades y leyes distintas, que con laboriosidad los servidores de Carlos intentarían dar una disposición más uniforme, dentro de unos límites, en beneficio del poder principesco. La revuelta de Gante de 1539 fue una serie advertencia de ello y un aviso de lo que vendría en las siguientes décadas en los Países Bajos.

                En 1543 el emperador pudo desplegar unos 289 caballos y veintiséis banderas de infantería alemana en Brabante. Como cada bandera contaba unos 500 soldados, dispuso de unos 13.000 infantes procedentes del Sacro Imperio, en cuya área de influencia se encontraban los Países Bajos.

                En la fronteriza Hainaut solo contó con 2.500 infantes en cinco banderas de infantería alemana, pero pudo desplegar hasta 2.300 caballos. Similares disposiciones se observaron en Artois, con 2.000 infantes organizados en cuatro banderas alemanas y 1.150 caballos, a los que se añadieron 5.000 infantes de su aliado inglés y 600 caballos.

                Los 5.000 soldados de infantería y 800 caballos dispuestos en Luxemburgo conformaban la fuerza por tal sector geográfico. En otros puntos de los Países Bajos se dispusieron contingentes de 250 caballos y 5.000 infantes, 350 caballos y 6.000 infantes, 350 caballos y 4.500 infantes y otra de 1.800 infantes.

                En total, se disponía de una fuerza de 5.489 caballos y 44.800 infantes, en una proporción de ocho soldados de infantería por cada caballo, ejemplo de la importancia de los infantes en los campos de batalla de la Europa occidental del siglo XVI. Tales fuerzas eran, en verdad, más teóricas que reales, pues las deserciones y las bajas las mermaban de forma clara, hasta un extremo que no se puede precisar. Los números apuntados, con todo, reflejan el importante esfuerzo militar del variopinto imperio de Carlos V.

                Fuentes.

                Archivo General de Simancas.

                Consejo de Estado, Legajo 1376, 25.