LAS DEUDAS DE UN SEÑOR EMPERADOR.
Carlos V, o Carlos I entre nosotros, es indiscutiblemente una figura de primer orden de la Historia de Europa, a la altura de Carlomagno o de Federico II. Sus guerras han dado notable materia a los historiadores, pero también el coste de las mismas. Don Ramón Carande se ocupó de sus finanzas en su memorable obra Carlos V y sus banqueros (reeditada en tres volúmenes por la Editorial Crítica en 1990). En su segundo volumen, el de La hacienda real de Castilla (pp. 584-585), ofrecía don Ramón estas cifras en ducados:
Concepto |
Montante total |
Parte ya pagada |
Parte debida |
Casa de S. M. |
160.000 |
58.500 |
101.500 |
Casa de la reina |
146.000 |
80.000 |
66.000 |
Guardas |
200.000 |
88.000 |
112.000 |
Pequeños extraordinarios |
60.000 |
34.300 |
25.700 |
Galeras de Doria |
90.000 |
60.000 |
30.000 |
Galeras de España |
53.000 |
23.000 |
30.000 |
Fronteras de África |
70.000 |
8.000 |
62.000 |
Fuerzas de Perpiñán |
70.000 |
40.850 |
29.150 |
Obras de Perpiñán |
10.000 |
10.000 |
- |
Salario del duque de Alburquerque |
8.000 |
2.000 |
6.000 |
Zabras y bergantín |
2.000 |
- |
2.000 |
Armas |
4.121 |
- |
4.121 |
Cambios |
62.000 |
- |
62.000 |
Reembolsos por secuestros de caudales de Indias |
30.000 |
- |
30.000 |
Otros guardas |
18.000 |
- |
18.000 |
Total |
1.001.321 |
404.650 |
596.671 |
Además, debían añadirse otras deudas por recaudación, que figuran aparte en la contabilidad:
Concepto |
Suma adeudada |
Cargo en tesorería |
30.000 |
Enajenaciones |
17.000 |
Rentas ordinarias |
88.000 |
Medios frutos |
60.000 |
Cambio de genoveses |
25.000 |
Juros y otros |
No se especifica |
Total apuntado en la contabilidad |
376.671 |
La previsión de 1538 para cubrir semejantes gastos distaba de ser halagüeña. Las rentas ordinarias podían ascender a 422.000 ducados, que tenían de entrada asignado un situado de 23.666. La suma que podía lograrse por la enajenación de bienes de las Órdenes Militares, 151.609, también se veía mermada por otro situado de 42.609 ducados.
Por si faltara poco, ambos ingresos debían satisfacer un alcance de 8.000 ducados. Se estimó para aquel año un gasto de 400.000 ducados de guardas y de 440.000 de la Casa del Rey. En estas circunstancias, se esperó como agua de mayo el producto del servicio concedido por las Cortes de Castilla, de la Cruzada y de las Indias. La prosecución de la guerrera empresa imperial dependió después de todo del avance financiero de las grandes casas crediticias, finalmente pagado por gentes como los sufridos castellanos.
Víctor Manuel Galán Tendero.