18.07.2022 11:01
La Guerra Civil ocasionó una terrible destrucción material, además de horrorosos padecimientos humanos. El historiador Gabriel Jackson pudo realizar un primer balance de aquella ruina al tomar como referencia las consideraciones preliminares del primer plan de desarrollo de 1964-67. Las conclusiones eran bastante sombrías.
La población activa descendió en medio millón de personas, aunque el propio Jackson era partidario de duplicar tal cifra.
El Banco de España perdió unas 510 toneladas de oro por la financiación de la guerra, lo que perjudicó al sistema monetario.
Se estimaron los gastos de ambos bandos en 300.000 millones de pesetas de 1963, catalogados por las mismas autoridades desarrollistas como la “inversión” más estéril de toda la Historia de España.
De los seis millones de viviendas de la España anterior a la Guerra, se destruyeron 250.000 y se inutilizaron otras 250.000. Unas 192 localidades se vieron destruidas en más del sesenta por ciento de sus edificios.
Se destruyeron 1.309 locomotoras (el 41´6% de las anteriores a la Guerra), 30.000 vagones (el 40´3%) y 3.700 coches de viajeros (el 71´2%), provocando que el sistema ferroviario no se hubiera recuperado del colapso en 1950. Las obras de fábrica de las carreteras fueron voladas en gran medida, y la marina mercante perdió unas 225.000 de tonelaje de registro bruto (el 30%).
Se perdió el 34´3 del ganado vacuno, el 32´7 del lanar y cabrío, y el 50´6 del porcino.
La superficie sembrada cayó de 4´5 a 3´5 millones de hectáreas de trigo, y de 1´8 a 1´5 millones de hectáreas de cebada.
En consecuencia, se estima que la producción agrícola cayó en un 21´2%, la industrial en un 31%, la renta nacional en un 25´7, y la renta per cápita en un 28´3. La asolación de España era pavorosa.
Para saber más.
Gabriel Jackson, Entre la reforma y la revolución. La República y la Guerra Civil, 1931-1939, Barcelona, 1980.
