LA VENTANA ATLÁNTICA, EL ÁREA DE HUELVA.
Los castellanos medievales, del Norte del Duero a las Canarias.
En el siglo XV los pueblos de la Europa Occidental navegaron con mayores ímpetus por el océano Atlántico en busca de riquezas y de poder. En aquella época la Hansa todavía conservaba una enorme fuerza, y los portugueses iniciaron la construcción de su imperio ultramarino con sus navegaciones por la costa africana en dirección a Asia. La Corona de Castilla, con una notable fachada atlántica, no permaneció precisamente al margen de este movimiento. Las naos de la costa cantábrica afluyeron con profusión hacia el Mediterráneo, y tierras como las onubenses adquirieron un relieve histórico digno de los días de Tartessos.
Huelva había sido conquistada finalmente en 1262 por las fuerzas de Alfonso X el Sabio, algo que contribuyó a encolerizar a los mudéjares de sus dominios, finalmente alzados con la ayuda de la Granada nazarí. En 1316 la poderosa ciudad de Sevilla, clave en el mantenimiento de la seguridad de la frontera de Castilla, dio garantías a Huelva de que no sería enajenada del realengo, pero la plaza terminaría formando parte de patrimonios nobiliarios al igual que otras localidades de la zona. La proximidad con Portugal y la cercanía del peligro musulmán en el Estrecho, en una época de dificultades, aconsejó tal proceder a los reyes castellanos más de una vez.
En 1494, con la autoridad regia ya asentada, se trató acerca de la restitución de Huelva al duque de Medinaceli, don Luis de la Cerda, por don Juan de Guzmán, duque de Medina Sidonia. Las rivalidades nobiliarias eran habituales en la Andalucía coetánea, si bien los distintos magnates adoptaron actitudes muy comunes. Ya en 1492 el consejo de la Hermandad tuvo que investigar los cobros ilegales de impuestos comerciales por los puertos del área onubense.
Bajo la autoridad de las distintas casas nobiliarias, se desarrolló una sociedad emprendedora y marinera, acostumbrada a los riesgos. Entre las mismas localidades hubo más de una seria disputa por lindes y otros litigios. En 1500 se libró una verdadera guerra entre Huelva y Gibraleón, en la que los vecinos de la primera destruyeron las salinas de la segunda, que apresó ganado.
Las gentes de los distintos municipios de la región, en estrecha relación con Santa María del Puerto, se asociaron distintas empresas, y en 1479 distintos vecinos de Huelva, Palosy Moguer atacaron navíos de San Juan de Luz. El corso y el comercio fueron de la mano aquí como en otras épocas, ya que la riqueza atrajo a saqueadores de variada procedencia, a su modo verdadera prolongación de la frontera ibérica.
En 1484 una nave inglesa fue robada en el puerto de Huelva por piratas de origen vizcaíno, resultando perjudicado también un portugués. Al año siguiente, se investigó el asalto de unas carabelas llegadas desde el cabo de Aguer en las cercanías de Huelva. El tráfico de esclavos fue habitual en estas circunstancias, y en 1491 se vedó que desde allí retornaran a Gran Canaria sus naturales. En estas sociedades, las mujeres podían ser apresadas por las deudas de sus maridos, algo que se prohibió en 1387 y en 1500.
No fue casual que en estas tierras encontrara Colón los hombres y una parte nada desdeñable de los medios que hicieron posible su empresa.
Víctor Manuel Galán Tendero.