LA RIVALIDAD ENTRE EE.UU. Y LA URSS. Por Ángela Cuevas García.
La alianza entre EE. UU. y la URSS se quebró tras finalizar la II Guerra Mundial. Habían cooperado en Europa contra el III Reich a regañadientes y con demasiadas suspicacias. Su enfrentamiento directo alcanzó hasta la caída del Muro y el derrumbe del sistema soviético, la Guerra Fría que dividió en dos nuestro continente.
Las razones de su enfrentamiento fueron de índole ideológica, pues ambas potencias tenían su propio modelo político, social y económico, pero los imperativos geoestratégicos condujeron a la colisión. El deseo de protección de Rusia (alma mater de la URSS) incorporándose glacis defensivos en la Europa Oriental y su vieja pretensión de acceder a los mares cálidos chocaron con la ambición estadounidense de evitar el dominio del corazón del Hemisferio Oriental por una potencia hegemónica, lesivo para sus intereses comerciales y de seguridad.
Con la Guerra Fría florecieron los conflictos, especialmente en Europa. Los estadounidenses impulsaron la reconstrucción material y la defensa de su área de influencia continental a través del Plan Marshall y de la OTAN. Desde el otro lado se respondió con la sovietización de los Estados títeres y la creación del Pacto de Varsovia.
Tras el estallido de las primeras bombas atómicas la carrera armamentística cobró nuevos vuelos. En el espacio exterior los soviéticos lograron una superioridad temporal a fines de los cincuenta e inicios de los sesenta que inquietó sobremanera a los EE. UU. Al final del camino se encontraba la amenaza real de holocausto nuclear, frenando muchos ímpetus beligerantes sobre el terreno.
En 1991 todo acabó. Bush senior quiso mantener una relación normalizada y pacífica con Gorbachov, pero la inestabilidad del antiguo espacio soviético no produjo los anhelados frutos de la paz. La discrepancia ideológica ha cesado, pero no las viejas fricciones dictadas por la geografía del interés. En Ucrania vuelven a chocar, mientras el mensaje del Imperio del Mal vuelve a ponerse en vigor en nuestro castigado continente.