LA REALIDAD DE LOS VIKINGOS. Por Laura Vanacloig López.
Los vikingos se llamaron a sí mismos daneses, suecos o noruegos, mientras los europeos del Sur los consideraron normandos u hombres del Norte. El verbo vikingar significó navegar por los mares, adentrándose en los grandes ríos. En Rusia se les conoció como varegos.
Navegaron en unos barcos muy característicos, el drakar y el snekar, para sus temibles expediciones. Prefirieron el drakar para las grandes empresas guerreras, aunque ambas fueron naves de larga eslora, donde cabían con facilidad unos 40 remos y podían embarcarse unos 90 hombres con su equipamiento. Se disponia en la nave de un único mástil para facilitar la acción de remar a sus tripulantes.
El drakar tenía una proa en forma de cabeza de dragón que servía para evitar que las olas entraran en el buque. Cuando un rey vikingo moría disponían su tumba dentro de este gran navío. Depositaban el drakar encima de una pequeña montaña de tierra, cubierta por un túmulo rodeado por un círculo de piedras con letras grabadas, las runas del destino. Esto servía para proteger al rey de los malos espíritus.
El snekar tenía la proa como un cuerpo de serpiente, que provenía de la creencia que al morir un guerrero pasaba a la otra orilla del más allá gracias a la Gran Serpiente. Los escudos laterales fortalecían la embarcación.
Los vikingos creyeron en los mismos dioses que los pueblos germánicos antes de convertirse al cristianismo. Su principal dios fue Odín, padre de las guerreras valkirias.
Los vikingos se empeñaron en crearse mala fe, siendo clara su tendencia al malditismo. Practicaron la crueldad para ganar las guerras psicológicas: vencer sin pelear ante el miedo del contrario. Tenían un manera muy particular de hacer este género de guerra. Disponían en primera línea a soldados drogados y enloquecidos, los lokis. Según los vikingos Loki era un dios muy particular parecido a un diablo que se peleó con Odín. Las drogas privaban de la conciencia del peligro y del dolor a veces a aquellos guerreros.
Entre sus torturas destacó la horripilante águila de sangre. De todos modos también fueron grandes exploradores y gobernantes que aportaron no pocas cosas. Fundaron importantes principados y países europeos como la república de Islandia y Rusia, influyendo decisivamente en Irlanda, Inglaterra y Francia.