LA POSTURA ESTADOUNIDENSE ANTE UCRANIA HACE UN CUARTO DE SIGLO.
LA POSTURA ESTADOUNIDENSE SOBRE UCRANIA HACE UN CUARTO DE SIGLO.
“La oposición a las concepciones de integración de Moscú era particularmente fuerte en Ucrania. Sus líderes reconocieron pronto que tal integración, especialmente a la luz de las reservas rusas sobre la legitimidad de la independencia de Ucrania, llevaría eventualmente a la pérdida de la soberanía nacional. Además, el trato de mano dura que daba Rusia al nuevo Estado ucraniano –su falta de voluntad para reconocer a las fronteras ucranianas, el cuestionamiento de los derechos ucranianos sobre Crimea, su insistencia en mantener un control extraterritorial exclusivo sobre el puerto de Sebastopol- dio al recién despertado nacionalismo ucraniano un claro cariz antirruso. La autodefinición de la nación ucraniana, durante la crucial etapa formativa de la historia del nuevo Estado, se desvió así de su orientación tradicional antipolaca o antirrumana y en cambio se centró en la oposición a cualquier tipo de propuesta rusa sobre una CEI más integrada, sobre una comunidad eslava especial (junto a Rusia y Bielorrusia) y sobre una Unión Euroasiática, consideradas todas ellas como tácticas imperiales rusas.
“La determinación de Ucrania de preservar su independencia recibió apoyo externo. Aunque inicialmente Occidente, especialmente los Estados Unidos, había tardado en reconocer la importancia geopolítica de un Estado ucraniano autónomo, hacia mediados de los noventa tanto los Estados Unidos como Alemania se habían convertido en importantes partidarios de la identidad independiente de Kiev. En julio de 1996, el secretario estadounidense de Defensa declaró: La importancia de Ucrania como país independiente para la seguridad y la estabilidad de toda Europa es innegable, mientras que en septiembre el canciller alemán –a pesar de su fuerte apoyo al presidente Yeltsin- fue aún más lejos al declarar que La firme posición que ocupa Ucrania en Europa no puede ser cuestionada por nadie (…) Nunca más se podrá discutir la independencia y la integridad territorial de Ucrania. Los decisores políticos estadounidenses describieron también la relación entre Estados Unidos y Ucrania como una asociación estratégica, usando deliberadamente la misma frase con la que se describió a la relación ente Estados Unidos y Rusia.
“Como ya se ha indicado, la opción de una restauración imperial basada bien en la CEI, bien en el eurasianismo, no era viable sin la participación de Ucrania. Un imperio sin Ucrania haría de Rusia una entidad más asiática y más distante de Europa.”
Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, Barcelona, 1998, pp. 118-119
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.