LA POBLACIÓN TOLEDANA EN EL SIGLO DE ORO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

07.03.2021 11:53

               

                Toledo fue una de las grandes ciudades de la España de los Austrias, aunque al final no resultara escogida como sede de la corte por Felipe II. Su vida económica y cultural gozaba de particular brillantez a mediados del siglo XVI.

                Siguiendo patrones historiográficos entonces en boga, el rector de la parroquia de San Vicente don Luis Hurtado de Toledo escribió Memorial de algunas cosas notables que tiene la Ciudad de Toledo, publicada en 1576. Don Vicente tuvo, además, parte muy activa en la elaboración del recuento de vecinos de 1569, pues el rey quiso conocer bien sus ingresos eclesiásticos al estar vacante el arzobispado toledano desde 1558.

                La ciudad se estructuraba entonces en veintisiete parroquias, el cañamazo administrativo que facilitó el recuento, diferenciándose todavía las seis que preservaban ritos mozárabes, recuerdo de su complejidad histórica dentro de la España del Siglo de Oro.

                Se contabilizaron unos 51.181 habitantes, que se agrupaban bajo la autoridad de 12.248 cabezas de familia o vecinos. Es decir, cada unidad albergaría una media de cuatro personas, lejos de coeficientes más elevados.

                Tal población habitó unas 6.840 viviendas. Cada casa albergaría, pues, unas dos familias, que tendrían vínculos sanguíneos y de otro tipo. El Toledo de la época aparece con aires familiares.

                El recuento también nos brinda el número de varones (unos 17.877) y de mujeres, el de 27.221, mayores de ocho años. Las primeras aventajaban en número a los primeros, quizá por atraer la ciudad a muchas féminas como criadas, según los parámetros de su tiempo, y trabajadoras de la pañería. También se ha apuntado la marcha de no pocos varones a otras localidades, como Madrid, en busca de otras oportunidades.

                Los menores, unos 6.083, suponían casi el 12% de toda la población, menor que la de un país actual del África Subsahariana actual, como Togo. A la mortalidad infantil se añadiría un número de nacimientos no excesivo.

                En la sociedad de la Contrarreforma, el clero tuvo una importancia destacada. A los 921 clérigos seculares se añadieron los 1.668 religiosos de una sede como la toledana: el cinco por ciento de una población que en las décadas siguientes asistiría al progresivo declive de la importancia de la ciudad.

                Fuentes.

                Richard L. Kagan, “Contando vecinos: el censo toledano de 1569”, Studia histórica. Historia moderna, 12, 1994, pp. 115-136.