LA POBLACIÓN DE LA ITALIA DEL ANTIGUO RÉGIMEN. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Italia no se convirtió en un Estado unificado e independiente hasta el siglo XIX, pero su importancia en la Europa del Antiguo Régimen está fuera de toda duda, por su cultura, riqueza y población, globalmente una de las más altas del continente.
En miles de personas, así se distribuyó por una serie de áreas (el Norte, el Centro, la parte continental del reino de Nápoles y las islas):
Territorio |
1550 |
1600 |
1650 |
1700 |
1750 |
1800 |
Italia del Norte |
4.746 |
5.412 |
4.255 |
5.660 |
6.511 |
7.206 |
Italia Central |
2.542 |
2.912 |
2.737 |
2.777 |
3.100 |
3.605 |
Nápoles |
3.050 |
3.320 |
2.850 |
3.300 |
3.900 |
4.847 |
Las islas |
1.108 |
1.424 |
1.527 |
1.456 |
1.776 |
2.136 |
TOTAL |
11.446 |
13.111 |
11.370 |
13.193 |
15.287 |
17.796
|
Entre 1550 y 1600 el Norte y el Centro crecieron en un catorce por ciento, Nápoles en un ocho y las islas en un veintiocho. Los negocios frumentarios y comerciales combatieron los efectos adversos de la guerra en el Mediterráneo entre el poder español y el otomano.
De 1600 a 1650 el Norte disminuyó en un veintiún por ciento, el Centro en un seis, y Nápoles en un catorce. Sin embargo, las islas aumentaron un siete por ciento, en parte por los efectos de la pacificación mediterránea. El Norte, con Milán, fue la gran víctima demográfica, acusando sensibles problemas epidemiológicos y económicos.
Sin embargo, entre 1650 y 1700 el Norte aumentó un treinta por ciento, el Centro permaneció estacionario, y Nápoles creció en un quince. Las islas bajaron en un cinco por ciento. El primero restañó sus heridas, preparando el terreno de ulteriores avances.
De 1700 a 1750 el Norte incrementó su población en un diecisiete por ciento, el Centro un once, Nápoles un dieciocho, y las islas un veintidós. El crecimiento se repartió de manera más igual en una primera mitad del XVIII benévola, a despecho de guerras como la de la sucesión española.
Entre 1750 y 1800 el Norte aumentó un diez por ciento, el Centro un dieciséis, Nápoles un veinticuatro y las islas un dieciséis. El crecimiento demográfico ganó fuerza en el Sur, donde los problemas sociales eclosionarían con fuerza en el XIX, el siglo de la unificación que no borró las desigualdades territoriales italianas, bien arraigadas en la Historia.
Fuentes.
Christopher DUGGAN, Historia de Italia, AKAL, Madrid, 2017, p. 85.