LA PAZ HISPANO-INGLESA DE 1604.

24.03.2019 11:41

                España e Inglaterra se encontraban en guerra a finales del siglo XVI, más allá del episodio de la Gran Armada de 1588. Isabel I había unido sus fuerzas a las de las Provincias Unidas y a las de Enrique IV de Borbón, pero su situación se había ido tornando cada vez más adversa.

                Enrique se había convertido al catolicismo por motivos políticos y en 1598 suscribió la paz de Vervins con Felipe II. Aquel mismo año estalló la revuelta de Tyrone en Irlanda. Se llegaron a desplegar en 1601 unos 17.000 soldados en la isla, que costaron al año 250.000 libras. Los españoles procuraron aprovechar la ocasión desembarcando fuerzas allí. Si el dispendio bélico se hacía lesivo para la Monarquía española, también resultaba prohibitivo para la inglesa. La aplicación de nuevos impuestos sobre la harina ocasionó no pocos debates.

                Ciertamente, los ingleses se encontraban en un momento expansivo. En 1600 se había fundado la Compañía Inglesa de las Indias Orientales y el establecimiento de Jamestown en Virginia en 1607. La guerra tenía, pues, sus partidarios, tanto por motivos prácticos como religiosos. A la muerte en 1603 de Isabel I, sin embargo, se fue imponiendo la opción favorable a la paz.

                El nuevo rey de Inglaterra, Jacobo I Estuardo, también era monarca de Escocia y deseaba alcanzar un acuerdo con los Austrias hispanos para consolidar su posición dinástica. Robert Cecil fue encargado de preparar un tratado.

                La paz se alcanzó en 1604 antes de lo previsto, a pesar de la negativa española a aceptar el comercio inglés con las Indias. Los temas religiosos se tocaron y se garantizó una cierta tolerancia hacia los mercaderes ingleses en los puertos ibéricos. Se ratificó lo tratado en Valladolid y los ingleses al menos pudieron acceder mercantilmente a la Península, algo que inquietó seriamente a sus aliados holandeses, que se sintieron desplazados del comercio imperial hispano. Al fin y al cabo, el tratado entrañaba el abandono de la primigenia alianza con las Provincias Unidas.

                La paz tuvo sus partidarios en Inglaterra, especialmente entre algunos círculos de negocios, pero también sus grandes detractores. Walter Raleigh fue encarcelado en la torre de Londres por ello. El panorama inglés era convulso y el 5 de noviembre de 1605 se descubrió el complot de la pólvora, organizado por católicos. Las relaciones con los holandeses se deterioraron, a la par que en 1606 se planteó el matrimonio entre el príncipe de Gales y una infanta española en 1606, a modo de recuperación de los tiempos de buenas relaciones de mediados del XVI. Años más tarde, tal proyecto no llegó a buen puerto, pero fue un importante elemento de un tiempo que pretendió evitar la guerra.

                Fuentes.

                Archivo Histórico Nacional. Consejo de Estado, 2798, expedientes 5, 6 y 9.

                Víctor Manuel Galán Tendero.