LA MUERTE DE PEDRO DE ARAGÓN EN LA BATALLA DE MURET.

22.10.2024 08:58

               

                “En aquel tiempo el rey de Aragón Pedro salió de su tierra con una multitud de soldados y marchó hacia las tierras de Toulouse en ayuda del anciano conde tolosano, que había tomado por esposa a una hermana del rey, y un hijo del conde también había desposado a otra hermana del rey. Pues entonces los francos estaban en tierras tolosanas y tenían en su poder casi todo el vizcondado biterense y la mayor parte del condado tolosano.

                “El papa romano Inocencio III había concedido un perdón general de todos los pecados a todos aquellos que vinieran contra los albigenses y otros herejes que estaban en aquellas tierras. Pues se habían extendido varias herejías que, si presentaban rostros distintos, tenían idénticas consecuencias, y se multiplicaban diariamente de tal modo que era peligroso para la iglesia universal por más tiempo tal estado de cosas.

                “Llegaron católicos de distintas tierras y principalmente del reino de Francia y sometieron a la fe de Cristo a casi toda aquella tierra en poco tiempo, abatiendo en un momento castillos y ciudades muy defendidas y casi inexpugnables, castigando a los mismos herejes con penas diversas y matándolos con distintas clases de muerte. Obraba en verdad de manera manifiesta y milagrosamente la virtud del Señor nuestro Jesucristo, que es rey de reyes y señor de los que dominan, a través del ilustrísimo y fidelísimo conde Simón de Montfort, que, como Judas Macabeo, celoso de la Ley de Dios, con vigor y potencia  combatía los combates de Dios.

                “Al conde Simón de Montfort, con quien estaban casi quinientos soldados, asediaron el rey de Aragón y el conde tolosano y otros condes con ellos y barones y nobles de la tierra y muchos plebeyos en cierto castillo con la firme confianza de que podrían capturarlos.

                “Era el conde Simón varón belicoso y valeroso y tenía en su corazón confianza plena en nuestro Señor Jesucristo, por quien continuamente trabajaba. Viendo que el peligro era inminente para él y los suyos, saliendo en virtud de nuestro Señor Jesucristo del castillo asediado, cayeron sobre los campamentos y por virtud de Cristo los obligaron a huir y mataron al mismo rey de Aragón con muchos soldados. ¡Dichoso hubiese sido aquel rey si hubiese terminado la vida inmediatamente después del noble triunfo de la guerra que tuvo lugar en las Navas de Tolosa contra el rey marroquí!”

                Crónica latina de los reyes de Castilla. Edición de Luis Charlo Brea, Cádiz, 1984, pp. 39-40.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.