30.11.2017 15:41
“Dos compañías de soldados de a caballo andan alojados por tierra de Campos (…) andan juntas y se alojan por orden de don Juan Montano (…) y (…) andan por todos los lugares de Campos haciendo insultos y maldades increíbles. Lo primero llegan a los lugares con sus carabinas y pistolas prevenidas y caladas en forma para dar terror a los vecinos y lo primero que hacen es llamar a las justicias con grande imperio y desvergüenza tratándoles mal de palabra, para que así no les pidan cuenta de las órdenes que traen, ni se ajusten las boletas de las personas que vienen sino que se haga todo a su disposición.
“Y así, siendo ciento veinte soldados los que andan en las compañías si llegan a un lugar cincuenta y lo restante de la compañía llega a otro lugar piden a cada lugar boletas dobladas que llaman bocas muertas y por cada una de ellas, en cada día se les da a ocho reales cuando menos y muchas veces a diez y a doce.
“La segunda los soldados que están presentes entran en las posadas echando grandes juramentos, con sus pistolas y carabinas en las manos, pidiendo al huésped comidas y regalos extraordinarios que no se hallan en la tierra porque no se contentan con carnero y gallinas y palominos y pescados frescos, sino que lo tiran de la mesa y lo dan a los lebreles que traen consigo para así obligar al huésped a que se concierte con ellos y les dé dineros un tanto cada día (…)
“Sin temor a Dios ni a la justicia con violencia cometen adulterios y estupros de forma que algunos vecinos se han ido con sus mujeres e hijos y dejado a los soldados las casas libres (…)
“Por los cuales excesos y otros muchos que no se pueden contar está asolada la tierra y atemorizada de que si no se remedia no se podrá conservar.”
Carta del presidente de la Chancillería de Valladolid al Consejo de Castilla (1645).
Texto consignado por Fernando Díaz-Plaja en Historia de España en sus documentos. Siglo XVII, Cátedra, Madrid, 1987, pp. 217-218.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.
