LA IDEA DE EUROPA DE CAMÖES. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El gran escritor Luís Vaz de Camöes fue una de las grandes cumbres de la literatura portuguesa y europea del siglo XVI. En el gran poema épico Os Lusíadas trató el periplo de Vasco de Gama, culminación de la Historia gloriosa del reino de Portugal.
En vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo, el primero con atribuciones para elegir al máximo representante de la Unión, bueno es rememorar la idea de Europa de este portugués universal. Sus compatriotas fueron pioneros en la ampliación de los horizontes geográficos y económicos europeos.
La exaltación de la guerra contra los musulmanes y el canto de sus más sonadas derrotas ante los monarcas de Portugal no le hace anteponer la idea de Cristiandad a la más clásica de Europa. El humanismo revalorizó el saber de griegos y romanos, lejos de ser olvidado durante la Edad Media como se ha insistido frecuentemente.
Europa es la región terráquea ubicada entre los fríos septentrionales y los meridionales calores, sucesora de las virtudes atmosféricas de la Roma imperial, la más hermosa reina del universo. Sus pueblos y países se presentan con seductoras pinceladas de referencias clásicas, no faltando el de Julio César al llegar a las Galias.
La enumeración de las gentes de la Europa nórdica y oriental no deja de ser apresuradamente tópica, propia más del saber libresco que del directo de los exploradores. El pesar por la perdida Constantinopla no falta, un pesar que todavía late en muchas negociaciones de la Unión con Turquía.
En su caminar el vate portugués minusvalora la egregia Italia y margina la inquieta Britania. Hispania es exaltada como cabeza de Europa. Camöes acredita su orgullo hispánico bajo el prisma clásico que contempla la Corona de Aragón como la Tarraconense que un día dominara Atenas. Portugal corona tan encumbrada testa y evita una segunda Pérdida de España controlando Ceuta.
El patriotismo de gusto clásico de Camöes nos recuerda una de las paradojas de Europa: el sentimiento de unidad en un continente tenazmente fragmentado. Quizá cada reino se creyó llamado a erigirse en una nueva Roma, más o menos extensa, y cada príncipe en un temible sucesor de los Césares: Emperador, Papa, Kaiser o Zar presto a reclamar su herencia. Las ninfas del Tajo que inspiraran al autor de Os Lusíadas nos hablan a las personas del 2014 de las dificultades de edificar una Europa Unida por medios de consenso.