LA HISTORIA DE LA SUERTE, LA LOTERÍA.

20.12.2017 11:44

                

                Sin lugar a dudas, una de las tradiciones más populares de las Navidades españolas es la de la Lotería. El celebérrimo sorteo de cada año, cantado por los niños de San Ildefonso, constituye el pórtico de la Nochebuena. Los más afortunados llegan a festejarlo ante las cámaras de televisión, y los que no han sido agraciados en la ocasión se conforman con la salud o con que le ha tocado a un semejante más necesitado. Los buenos deseos de estas fechas también son otra tradición, nada menospreciable.

                De la Lotería el Estado consigue pingües beneficios, como bien recuerdan matemáticos y gentes de calculador raciocinio. En 1763 el gobierno de Carlos III, necesitado de fondos tras la onerosa participación española en la guerra de los Siete Años, adoptó la Lotería Primitiva de Nápoles, donde aquel monarca reinó como Carlos VII antes de acceder al trono español. El enfoque era astuto, pues canalizaba la pasión por los juegos de azar a favor de las arcas de la Monarquía.

                Los juegos de azar no estuvieron bien vistos por las autoridades durante muchos años. En el siglo XIV, tiempo de pestes, hubo municipios que pidieron liberarse de su tahurería o casa de juego para no incurrir en la ira divina, por mucho dinero que dispensara. En las Cortes de Zamora de 1423 se autorizó a invertir las penas del juego para reparar las murallas de ciudades y villas, algo que se recordó a Alcaraz en 1492. No obstante, la reina doña Juana, que conocemos no sin cierta ligereza como la Loca, ordenó a sus corregidores que evitaran juegos de azar y amancebamientos.

                El absolutismo borbónico, como hemos visto, quiso sacar beneficio de tales juegos. Alrededor de la Lotería Primitiva se organizó una verdadera administración, con sus directores, administradores y loteros, bien jerarquizados y dotados de los correspondientes permisos oficiales. Tal Lotería también se extendió a la otra orilla del Atlántico, a la América española. Sus municipalidades podían comprar de una a dos acciones, por valor de hasta 150 reales, para el socorro de la caja de las necesidades. Se procedió del mismo modo que con las imposiciones del Banco Nacional de San Carlos. El intendente de San Luis de Potosí quiso extender en 1790 tal disposición a las comunidades amerindias, con no pocas resistencias. De hecho, los controles no se obviaron. En la Cuba de 1804, por ejemplo, la renta de la Lotería de La Habana era auditada por un Tribunal de Cuentas.

                A pesar de ello, los directores de la Real Lotería fueron acusados en 1808, al inicio de la guerra de la Independencia, de manejar los caudales con arbitrariedad, sin la debida moderación. De cualquier manera, se trataba de una renta valiosa, de la que el Erario Público no podía prescindir en un tiempo de graves aprietos bélicos y deudas enormes. En 1811 comenzó la moderna Lotería Nacional, la de los billetes con números.

                Alrededor del azar lotero florecieron las supersticiones y la creencia de poder forzar la suerte, algo que el Santo Oficio tomó muy a mal. A finales del siglo XVIII el tribunal de la Inquisición de Sevilla persiguió cierto librito que estaba en manos de un lotero de la ciudad, con el conocimiento de un administrador. Traducido del italiano al castellano, explicaba los distintos números en clave de figuras como un león, una mujer o un bailarín, alegorías con ciertas resonancias zodiacales. Este tipo de obras se remontaban hasta el Almanaque perpetuo de Rutilio Benincasa Cosentino, astrónomo y astrólogo de finales del XVI  e inicios del XVII. Incluso los sueños bien interpretados podían dispensar la suerte lotera.  

                Tal clase de asociaciones, de números e imágenes que representan su espíritu, no fue yugulada finalmente por los inquisidores, y las encontramos todavía hoy en día en ciudades como Alicante, donde se sostiene que tiempo atrás, el pueblo alicantino dio nombre a los números. Muchos vecinos todavía los saben al dedillo, recordados día tras día en valenciano gracias a los no menos populares sorteos de la ONCE:

1 El Galant

2 El Sol

3 El Xiquet

4 El Llit

5 La Punxa

6 El Cor

7 La Lluna

8 La Dama

9 L´Arpa

10 La Rosa

11 El Clavell

12 La Taleca

13 El Verd

14 Les Cireres

15 El Raïm

16 La Guitarra

17 El Navili

18 El Ram

19 San Josep

20 Espanya

21 França

22 La Poma

23 El Meló

24 La Galera

25 El Canó

26 El Pollastre

27 La Paxareta

28 Alacant

29 Aragó

30 El Lleó

31 El Cavall

32 La Bomba

33 La Torre

34 El Pato

35 L´Infern

36 L´Ensalada

37 L´Espasa i Daga

38 El Gos

39 El Bou

40 La Campana

41 El Negre

42 L´Estrella

43 La Corona

44 El Clarí

45 El Tambor

46 El Sombrero

47 El Món

48 La Negra

49 La Bacora

50 El Cartutx

51 La Cabra

52 La Tomata

53 La Pebrera

54 El Cólera

55 Els Gallecs

56 La Lletuga

57 La Safanoria

58 Els Llimons

59 El Canari

60 L´Agüela

61 La Pipa

62 El Pollós

63 La Paella

64 La Casa

65 La Brega

66 Les Monjes

67 El Frare

68 El Rosari

69 La Mudança

70 L´Albercoc

71 El Mestre

72 La Figa

73 El Conill

74 L´Escala

75 El Gat

76 L´Aigua

77 Les Banderes

78 L´Escarabat

79 El Porc

80 La Llavandera

81 El Matrimoni

82 L´Orinal

83 La Dama i el Xiquet

84 El Casament

85 La Palmera

86 La Merda

87 El Peix

88 Les Mamelles

89 La Gamba

90 L´Agüelo

91 El Borratxo

92 El Colom

93 La Revolució

94 La Rata

95 El Pavo

96 L´Explanada

97 La Gallina

98 El Borrec

99 L´Agonia

00 La Mort

 

 

 

                Esta semana volverán a ser especialmente recordados. Toque o no toque su número, piense que el gusto por la Historia siempre nos hace llevar un boleto ganador en la vida.

                Víctor Manuel Galán Tendero.