LA HISTORIA DE "LA BALSA DE LA MEDUSA". Por Alejandra Cubillas, Mar García y Mariló Ochando.
El óleo La Balsa de la Medusa es obra del pintor y litógrafo romántico Théodore Géricault, realizada enre 1818 y 1819, exponiéndose ese último año como Escena de Naufragio. Con menos de treinta años el autor se basó en una historia real.
La Méduse encalló frente a Mauritania un 5 de julio de 1816, quedando a la deriva unas 147 personas en una balsa mal construida. Murieron todas excepto 15 rescatadas en los trece días que duró el suplicio. Fue un escándalo internacional, atrayendo la atención de Géricault, cuya obra fue comprada por El Louvre poco después de morir a los 32 años.
Detengámonos un poco en el relato. En junio de 1816 la fragata Méduse salió de Rochefort hacia el senegalés Saint-Louis, encabezando un convoy con tres embarcaciones más. Su capitán era el vizconde Hugues Duroy, sin experiencia en la navegación a sus jóvenes 20 años, con la misión de aceptar de los británicos el dominio de Senegal.
Esforzándose en acortar el viaje la fragata se adelantó a las demás, pero su velocidad le hizo desviarse 100 kilómetros. El 2 de julio encalló en la bahía de Arguin en un banco de arena. Entre los comandantes el favoritismo habia sustituido a la experiencia (caso de Chaumereys) para lograr el cargo. No se pudo liberar la nave y el 5 de julio los aterrados tripulantes quisieron salvar los 60 kilómetros hasta la costa africana en seis botes de la fragata. La Méduse transportaba 400 personas y en los botes sólo cabían 250. El resto construyó apresuradamente una balsa, parcialmente sumergida al ser cargada. De la tripulación sólo permanecieron en la fragata 17 miembros.
El capitán y los que iban en los botes intentaron arrastrar la balsa, cuyas amarras se soltaron a los pocos kilómetros. Quizá alguien las soltó. El capitán abandonó la balsa a su suerte, donde 20 hombres se suicidaron o los asesinaron la primera noche. Tras trece días, el 17 de julio de 1816, la Argus la rescató. Fue el único intento de rescate, ciertamente afortunado. El drama avergonzó a la monarquía francesa de la Restauración, instaurada a la caída de Napoleón en 1815.