La reina de las fiestas de la vendimia de Requena de septiembre de 1955 fue la hija de Caliot Lotge, el embajador de EE. UU. en España. Miguel Vila Morey las presidió, celebrándose la tradicional corrida taurina, una novillada con picadores en esta ocasión a cargo de consumados espadas valencianos, como el futuro director de la Escuela Taurina de Valencia Francisco Barrios El Turia, Florentino Díaz Flores (muy reconocido) y Antonio Vera, hermano del también matador Enrique Vera. Los anunciados novillos de Alberto González Carrasco se sustituyeron por los de José María Moreno.
Completaron el cartel el rejoneador Bernardo Landete y el torero estadounidense Ernest Porter Tuck el Rubio de Boston, corpulento diestro que gozaba de justa fama ganada a sangre y fuego, que ratificó con su buen hacer en Requena. Llegó a España de la mano del también matador estadounidense Sidney Franklin. En su primera faena (el segundo de la tarde) sólo cosechó aplausos tibios, pero en su segunda (el quinto) cortó los máximos trofeos.
Al domingo siguiente su prometedora carrera se malogró en Valencia, cuando lo corneó un novillo de Sánchez Escudero, ocasionándole graves destrozos pulmonares. El doctor Serra pudo salvarlo, reapareciendo el 29 de julio de 1956 ya con menos éxito el simpático norteamericano.