LA HAMBRUNA ASOLA EUROPA EN 1033.
“En la época siguiente, comenzó a desarrollarse el hambre por toda la superficie de la tierra y se llegó a temer la desaparición del género humano casi entero.
“Las condiciones atmosféricas iban contra el curso normal de las estaciones hasta tal punto que el tiempo no era jamás propicio a las siembras y sobre todo a causa de las inundaciones, nunca era favorable para las cosechas.
“Se creía ver a los elementos dirimir entre ellos sus querellas, pero estaba fuera de duda que para ellos se trataba de castigar el orgullo de la humanidad. Lluvias incesantes habían empapado el suelo tan completamente que en el espacio de tres años no se abrió un surco que se pudiera sembrar.
“En la época de la cosecha, la cizaña estéril y otras hierbas malas habían cubierto por entero la superficie de los campos. Allí donde los rendimientos eran mejores, el almud de semilla daba, a la cosecha, un sextario; en cuanto al sextario, apenas si daba un puñado.
“Esta vengativa esterilidad comenzó en Oriente. Despobló Grecia y pasó a Italia; desde allí, por las Galias, donde penetró, alcanzó a todas las naciones inglesas. Entonces la presión de la escasez se cerró sobre la población entera: ricos y gentes acomodadas palidecían de hambre lo mismo que los pobres.
“Los procedimientos deshonestos de los poderosos desaparecieron en la miseria universal. Cuando se llegaba a descubrir alguna vitualla puesta en venta, el vendedor según su fantasía tenía completa libertad para superar el precio o para contentarse con él. En muchos lugares, el almud costó sesenta sueldos y en otras partes el sextario quince sueldos.
“Entretanto, cuando se hubieron comido bestias y pájaros, empujadas por un hambre terrible, las gentes llegaron a disputarse carroñas y otras cosas innombrables. Algunos buscaron un recurso contra la muerte en las raíces de los bosques y en las plantas acuáticas, pero en vano.
“No hay refugio para la cólera de Dios más que en sí mismo. Da horror contar ahora la corrupción a que llegó entonces el género humano. ¡Ay! ¡Ah, dolor! Cosa en otro tiempo inaudita: enrabiados por las privaciones, los hombres en esta ocasión fueron acosados hasta recurrir a la carne humana.”
Raúl Glaber, Historias. Citado por Georges Duby en Europa en la Edad Media, Barcelona, 2007, pp. 33-34.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.