LA ESTRATÉGICA TOMA DE MENORCA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

06.01.2020 12:00

                España y Gran Bretaña eran dos imperios enfrentados por el dominio de los mares en el siglo XVIII. La primera contó con la alianza de Francia, rival de los británicos y duramente golpeada tras la guerra de los Siete Años. La rebelión de las Trece Colonias le brindó una ocasión de revancha, a la que se sumó con prevenciones España, que no deseaba alentar protestas similares en su imperio americano ni facilitar la navegación anglo-americana por el Misisipi. Con todo, la posesión británica de Gibraltar y Menorca tras la paz de Utrecht amenazaba las posiciones españolas en el Mediterráneo Occidental y el 16 de junio de 1779 la corte de Carlos III rompió hostilidades con los británicos.

                Las fuerzas españolas no combatieron al lado de las unidades anglo-americanas, pero apoyaron decisivamente el esfuerzo militar de los nacientes Estados Unidos. Se desplegaron en varios escenarios, como el del Estrecho, donde el 21 de junio del mismo 1779 dieron inicio las operaciones de asedio de Gibraltar. El fracaso ante Argel de 1775 había escocido en los medios políticos y militares españoles y la oportunidad de tomar aquella estratégica plaza podía resarcirlo con creces. El conde de Floridablanca, cabeza del partido golilla, era sensible a las críticas del partido aragonés de Aranda y la resistencia de Gibraltar le llevó a intentar la toma del otro punto del dispositivo británico en el Mediterráneo Occidental, Menorca.

                La isla era clave en el suministro de Gibraltar, además de una excelente base de operaciones de los corsarios que actuaban cerca de las aguas de la base nave de Cartagena. El de Floridablanca confió el mando de la expedición a un experimentado militar francés, el duque de Crillón, conocedor desde joven de los campos de batalla europeos y de las condiciones del campo de Gibraltar. En la bahía de Cádiz se reunió el núcleo de una fuerza que llegaría a contar con unos 111 buques y unos 12.000 hombres al llegar a las costas menorquinas.

                Partió la expedición un 16 de julio de 1781 y surcó la costa mediterránea española hasta llegar a Menorca. La tormenta de la noche del 18 al 19 de agosto trastocó la sencillez del plan inicial de ataque, el de acabar con la principal fuerza británica de forma rápida. El desembarco en cala Mesquida reforzó la acometida contra Mahón, principal punto de concentración militar británico. En su ría se hundieron buques para bloquear la plaza, cuyas autoridades terminaron rindiéndose a los de Crillón. Sin embargo, los británicos lograron acogerse a la fuerte posición del castillo de San Felipe, a Mediodía de la bocana de Mahón.

                Ciudadela, la otra gran plaza de la isla, también capituló, pero San Felipe se mantuvo firme, lo que obligó a establecer un asedio en toda regla a las fuerzas de Carlos III, a la sazón harto costoso en dinero. El círculo de Floridablanca volvió a ser censurado a través de la actuación del extranjero Crillón. Con escasos fondos, el cuestionado general ordenó atacar el día de Reyes de 1782 la resistente fortaleza de San Felipe, que rindió finalmente el 5 de febrero el teniente general Murray.

                Fue una notable victoria, que dio pie a reclamaciones como la siguiente:

                “José Bianchi del comercio de esta villa humildemente a V. S. representa: Que el superintendente en tiempo del gobierno inglés compró en pública almoneda la polacra francesa  nombrada la Diana que fue apresada por el corsario San Antonio de Padua, su capitán Miguel Amengual y condenada de buena presa por el Tribunal del Vicealmirantazgo de esta isla y como al presente necesite copia de la sentencia de condenación, por tanto suplica se digne V. S. dar las providencias más oportunas para que le sea concedida la dicha copia auténtica de condenación de dicha polacra en el idioma en el que se halla su original solutis solvendis. Gracia que espera lograr de V. S. Mahón, Julio a 16 de 1782.”

                El 13 de septiembre de 1782 dio comienzo la operación de las baterías flotantes contra Gibraltar, que terminaría en fracaso. Con todo, España conservó en la paz de Versalles del 3 de septiembre de 1783 Menorca, punto estratégico mediterráneo.

                Fuentes.

                ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.

                Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra, 7312, 113.