LA DEFENSA BAJOIMPERIAL DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR. Por José Hernández Zúñiga.
La protección del estrecho de Gibraltar también llamó la atención de los romanos, que durante el Bajo Imperio acometieron una intensa reorganización militar, en la que descollaron los emperadores Diocleciano y Constantino.
Para afianzar la seguridad de las orillas del estrecho se incorporó la provincia de la Mauritania tingitana a la diócesis de Hispania. Se trataba de cortar el camino a las incursiones de los pueblos norteafricanos que no reconocían la autoridad de Roma y de impedir las maniobras de los piratas germánicos que navegaban por sus aguas.
A diferencia de lo que aconteció en la península Ibérica, si seguimos a Javier Arce, en la Mauritania tingitana sí se organizó un limes defensivo al Norte del río Lukkos, fundamentalmente, dotado de puntos fuertes cercanos al litoral como Tamuda, Lixus o Rabat para cumplir la función de protección del estrecho enunciada.
Se estima que las fuerzas de guarnición de esta línea defensiva, los limitanei, consistirían en un ala y siete cohortes bajo el mando directo de un conde, que disponía de sus propios servicios burocráticos y de sus delegados.
A estas fuerzas de posición se añadió el ejército de maniobra o comitatense. Se desarrolló a partir de Constantino y en el área que nos ocupa comprendió más de una legión, nutrida por soldados procedentes de los territorios septentrionales de las Galias, si atendemos a las evidencias arqueológicas. La protección del estrecho movilizó las fuerzas de todo un imperio.