LA CRISIS QUE YA VACIÓ ESPAÑA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La emigración del campo a la ciudad, la de los orígenes de la España Vaciada de nuestros tiempos, tiene hondas raíces en nuestra dilatada Historia. Las actuales voces de alerta no son nuevas, a pesar de su tono particular. Ya un 22 de diciembre de 1866 se llamó la atención en el pleno del ayuntamiento de Requena sobre el particular, pues por entonces muchas personas la abandonaban para encontrar trabajo en Valencia o en Madrid.
Las gentes de Requena estaban tiranizadas por la pobreza. Un 4 de junio de aquel mismo año se había contabilizado su alcance. De 2.600 contribuyentes, unos 2.000 se situaban en las categorías de pobres y gentes de modesta condición, con poco para poder pagar algo. La sufrida clase media se reducía a unos 600, con escasas fuerzas para contrabalancear la situación.
Tanta pobreza era el resultado de elementos coyunturales, pero también estructurales. En el verano de 1865, el cólera había golpeado Requena, lo que paralizó las labores agrarias e industriales en un momento especialmente crítico, cuando los hielos invernales habían perjudicado gravemente a las cosechas locales y los problemas de exportación empeoraron el horizonte de los cultivadores requenenses, dentro de una crisis económica que alcanzaba a buena parte de Europa. Además, la decadencia sedera era palmaria. Nada parecía aliviar tan crítica situación.
El endeudamiento de las administraciones públicas y el inadecuado sistema fiscal, demasiado centrado localmente en impuestos indirectos como los consumos, rendían pocas oportunidades de verdadero alivio, de lo que hoy en día llamaríamos ayudas públicas. Por ello, los contratos municipales del 24 de agosto del 65 tuvieron escaso efecto. Los varones serían contratados por cinco reales diarios para trabajar en los caminos. Se planteó contratar a niños de diez a dieciséis años para llevar las espuertas de tierra, al igual que a las mujeres, pero al final no se llevó a la práctica tales medidas. Hemos de tener en cuenta, asimismo, que el salario de los peones camineros era de seis reales poco antes.
No resulta extraño que muchos terminaran marchando a otros lugares en busca de una vida menos angustiosa. La formación de una junta de auxilio aquel 22 de diciembre de 1866 con dos propietarios, dos fabricantes de tejidos de seda, dos agentes de transportes y los tres curas párrocos, junto a sus coadjutores, poco pudo hacer. El camino hacia la Revolución de Septiembre de 1868 se iba despejando.
Fuentes.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA.
Actas municipales de 1865 a 1868, nº. 2775.