LA CARA ARMADA CASTELLANA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La guerra siempre ha sido cara, excesivamente, y una campaña naval podía ser prohibitiva. A despecho de todos sus dominios y recursos, Alfonso XI de Castilla se las tuvo que ver con benimerines y granadinos en el estrecho de Gibraltar. Disponer de una importante armada era algo tan necesario como imperativo para controlarlo.
La Crónica del almirante y político Alfonso Jofre Tenorio nos brinda datos de gran interés. En 1340, Alfonso XI concertó los servicios de catorce galeras de Génova, gran aliada de Castilla. Cada una costaba mensualmente 16.000 morabetinos u 800 florines. La galera almiranta ascendía a 30.000 morabetinos o 1.500 florines.
Eran sumas ciertamente elevadas, sin contabilizar la provisión de bizcocho, también costosa. Menos gravosas eran las cantidades de las galeras aportadas por el rey de Aragón ante Algeciras en 1342-44. Cada una costaba al mes unos 9.000 morabetinos.
Se ha calculado que la operación del asedio de Algeciras costó a la corona castellana unos veintidós millones de morabetinos, en la que se pusieron en juego unas cien naves. Por ello, la corona exigió a urbes como Santander el armamento de naves para una campaña. Reducir costes era tan vital como ganar una batalla.
Bibliografía.
Nicolás Agrait, “The Castilian Navy in the Reign of Alfonso XI”, The Emergence of León-Castile c. 1065-1500. Essays Presented to J. F. O´Callaghan, Farnham, 2015, pp. 109-120.