LA BRAVA BATALLA DE ROCROI (19 DE MAYO DE 1643).
“El duque de Enghien, viendo la victoria totalmente asegurada, se arrodilló en medio del campo de batalla y ordenó a los suyos que hicieran igual para agradecer a Dios un acontecimiento favorable. Ciertamente, en esta ocasión Francia le debía una solemne acción de gracias, pues puede decirse que desde hacía varios siglos no habían ganado los franceses una batalla tan gloriosa y tan importante.
“Hubo acciones heroicas por una y otra parte. El valor de la infantería española no puede alabarse lo que merece, pues es inaudito que, después de la derrota de un ejército, un cuerpo de infantes desprovisto de caballería haya tenido la firmeza de esperar en campo abierto no un ataque, sino tres seguidos, sin conmoverse. Es cierto también que sin las fuerzas de reserva que se juntaron a las tropas del duque de Enghien, este príncipe, por muy victorioso que fuese del resto del ejército español, no hubiera podido romper las filas de tan brava infantería.
“De los dieciocho mil infantes que componían el ejército de Melo, hubo más de ocho mil que murieron sobre el terreno y cerca de siete mil cogidos prisioneros. El conde de Fontaines, maestre de campo general, fue encontrado muerto al lado de su silla, al frente de sus tropas. Los españoles sintieron durante mucho tiempo su pérdida; los franceses alabaron su coraje, y el mismo príncipe dijo que si no hubiese podido vencer hubiera querido morir como él. Valandia y Villalba, maestres de campo españoles, tuvieron igual suerte. Todos los oficiales fueron muertos o apresados. Los españoles perdieron dieciocho piezas de campaña y seis baterías. Los franceses cogieron doscientas banderas y sesenta estandartes. El pillaje fue grande, y además del botín del bagaje, se encontró el dinero de una paga entera que el ejército español debía percibir después de la toma de Rocroi. Del lado francés, hubo cerca de dos mil muertos, pero pocos oficiales y personas de calidad.
“El duque de Enghien instaló su ejército en el campo de los enemigos, y después de haber dado orden de atender a los heridos, entró victorioso en Rocroi.”
Henri de Bessé (1625-94), Relation des campagnes de Rocroi et Fribourg. Edición de 1826, París, pp. 39-42.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.