Transilvania se encuentra en Rumanía desde la I Guerra Mundial a raíz de la derrota del imperio austro-húngaro. Su Historia es particularmente extensa.
Fue conquistada por el emperador romano Trajano, que venció al monarca dacio Decébalo. En el 1003 los húngaros derrotaron a Gyula, el tío de Sarolta, madre de San Esteban, creándose el obispado de Transilvania.
Tras derrotar a los turcos, los austriacos dominaron Transilvania, según se reconoció por el tratado de Karlowitz (1699). Su control llegó sin mayores problemas hasta 1848, cuando Alexandru Ioan Cuza (rey de Moldavia) y Dimitrie Batrianu lanzaron la Petitiunea Nationale, donde se pedía la independencia de los rumanos transilvanos. Los nobles húngaros lanzaron sus ejércitos contra el de Avram Iancu, que obtuvo algunas promesas del emperador Francisco José I.
El carácter complejo de la disputada Transilvania se refleja en el 24´9% de húngaros y el 59 % de rumanos, entre otros, antes de la II Guerra Mundial, siendo los segundos discriminados por los primeros. Pasado 1945 Transilvania adquirió centralidad dentro de Rumanía.