LA ACRÓPOLIS DE ATENAS, PRECIADO DOMINIO DE PEDRO IV.
“El Rey.
“Tesorero. Sabed que a Nos han llegado mensajeros síndicos y procuradores de los ducados de Atenas y Neopatria con poder suficiente de todas las gentes de dichos ducados y nos han hecho sacramento y homenaje como nuestros vasallos y ahora el obispo de Megara, que es uno de los susodichos mensajeros, retornó con nuestro permiso y nos ha pedido que para guardar del castillo de Cetinas le quisiéramos conceder diez o doce hombres de armas.
“Y Nos viendo que ello es muy necesario y que no sea cosa que no se deba hacer mayormente, pues el dicho castillo es la más rica joya que en el mundo existe y que entre todos los reyes de cristianos apenas lo podrían hacer igual, hemos ordenado que el susodicho obispo conduzca los dichos doce hombres de bien que sean bien armados y bien aparejados y que les sea hecha paga de cuatro meses, porque antes que los mencionados cuatro meses pasen Nos enviaremos allí al vizconde de Rocabertí y entonces el proveerá.
“Por lo todo lo cual, os mandamos expresamente que vos procuréis los mencionados doce hombres y que se encuentren bien aparejados de manera que cuando el obispo se encuentre aquí no haya de aguardar una hora.
“Dada en Lérida bajo nuestro sello secreto, a 11 días de septiembre del año 1380.”
Antonio Rubió y Lluch, Los navarros en Grecia y el ducado catalán de Atenas en la época de su invasión, Barcelona, 1886, Documento XX, p. 233.
Adaptación al castellano actual.