INICIOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA DE CALIFORNIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Colón pretendió llegar a Asia por la ruta del Oeste, pero se encontró unas tierras hasta entonces desconocidas para los europeos. Los españoles que conquistaron América no cejaron en su empeño de alcanzar la opulenta Asia de las especias y de otras riquezas. Hernán Cortés fue uno de ellos, y en 1532 envió una expedición al mando de su primo Diego Hurtado de Mendoza, que tocaría la costa de California.
Su dominio pronto quedó enlazado con el de la cuenca del Pacífico, algo que marcaría decisivamente su futuro. Tras el fracaso de la expedición de 1532, Cortés mandó otra al año siguiente. Más fructífera y prometedora, convenció al mismo Cortés a tomar parte en una tercera en 1535, en la que se alcanzó la Nueva Tierra de Santa Cruz, en el Sur de la península californiana. De aquel año datan los primeros mapas de su costa.
Los empeños de Hernán Cortes fueron retomados por los virreyes de Nueva España, también interesados a la sazón en ampliar los dominios españoles hacia el Norte. En 1542 emprendió hacia territorio de California la expedición de Juan Rodríguez Cabrillo, que pensaba que podía encontrar la mítica ciudad de Cíbola. Al año siguiente murió sin dar con ella.
La costa pacífica hasta California atrajo a los españoles por las pesquerías de perlas. La apertura de la ruta entre la Nueva España y Filipinas, la del galeón de Manila, acrecentó más si cabe su interés. Pronto los ingleses también se interesaron por tan prometedor espacio, y en 1588 el galeón Santa Ana fue asaltado, cuando Santiago de Vera dio la alerta sobre las acciones de Cavendish.
El reino de California atrajo a misioneros a comienzos del siglo XVII, como otros territorios de la frontera imperial española. Sin embargo, el deseo de proteger la ruta del galeón de Manila impulsó en 1603 la expedición de Sebastián de Vizcaíno, que capituló con el virrey su conquista.
A pesar de trazarse nuevos mapas hasta 1629, en 1632 no estaba conquistado tal reino de ninguna manera, a despecho de las exploraciones de los capitanes Francisco de Ortega y Juan García de Mercado. Las pesquerías continuaban atrayendo a los españoles, como a los misioneros carmelitas, pero los avances no fueron nada significativos. La petición de una encomienda en California de Pedro Rodríguez Franco en 1642 quedó en agua de borrajas. Sin lugar a dudas los españoles no tuvieron conocimiento de sus yacimientos de oro, ni tampoco se encontraron pueblos organizados imperialmente como los aztecas para facilitar su ulterior dominio.
No obstante, no se olvidó en la Nueva España al reino de California. El almirante Isidro de Atondo pretendió impulsar la colonización californiana desde 1679. El virrey don Tomás de la Cerda y Aragón acogió bien sus planes en 1681, y se emprendió una expedición de conquista y poblamiento. Paralelamente, los jesuitas como el padre Kino también trazaron planes misionales en 1683.
En 1685 se había erigido la fortificación del real de San Bruno, cuando una junta general se ocupó de las providencias y los medios de la colonización en ciernes. El asentamiento no cuajó, pero los españoles terminarían estableciéndose en el siglo XVIII en California, también en parte por imperativos estratégicos.
Fuentes.
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS.
Patronato, 31, R. 8.