HUGH THOMAS, HASTA SIEMPRE MISTER.
El fallecimiento de Hugh Thomas nos deja sin uno de los grandes amigos de España en el Reino Unido, uno de los hispanistas enamorado de la Historia del mundo hispánico sin ninguna exaltación romántica, aunque bebiera del enorme interés que suscitó el drama español de 1936-39 en el universo intelectual anglosajón.
Thomas nunca buscó el tipismo. Él mismo se mostró reacio a describir a sus compatriotas británicos en tales términos y siempre tuvo el buen juicio de distinguir la época y la condición social de las personas de un país. En el fondo, todos los historiadores, hispanistas o no, son ciudadanos del mismo país, el del pasado, que si se quiere contemplar con verdad deja poco al tópico.
El siglo XX fue tiempo de cambio vertiginoso, a veces en términos extremadamente violentos, como se verificó en el mundo hispánico. Thomas se acercó, no sin suscitar polémica en temas tan controvertidos, a dos procesos capitales del mismo en el pasado siglo: la guerra civil española y la revolución cubana. Los describió con detalle, en obras extensas que hemos disfrutado muchos como lectores, y nos reveló uno de sus principales dramas y una de sus principales revoluciones. No es poco.
Conocedor de un mundo que se resiste a las simplificaciones como el hispánico, Thomas al final se interesó, en términos más convencionales pero sin perder su buen pulso narrativo, por la formación del mismo, de aquel imperio español que emprendió notables exploraciones y conquistas que se antojan imposibles. Su biografía de Cortés ahonda en los orígenes sociales del hombre que comandó la fuerza que derroto al imperio de los mexicas-aztecas.
Hombre de su tiempo, Thomas fue un ciudadano británico que pasó del laborismo al conservadurismo. Él clamó, como recordarán los lectores de Historia 16, contra la atribulada situación del Reino Unido de los setenta, amargada por el terrorismo, los problemas de identidad y la pérdida de peso en el mundo. Su viaje ideológico se percibe desde la guerra civil al imperio de España, a la que no dejó de ver como un espejo de su propio país al modo de Churchill o de Elliott. Algunos podrían pensar que sus argumentos podrían llegar a sustentar el Brexit, pero su actuación y su obra le han honrado como un ciudadano del mundo que desde Gran Bretaña contempló España.
Víctor Manuel Galán Tendero.